Estilo Patana: propuesta para un
nuevo estilo ideográfico en el extremo más oriental de Cuba Divaldo Gutiérrez Calvache
Grupo Espeleologico Pedro A. Borras,
Cuba
Rasco Fernández Ortega
Grupo Espeleologico Fernando
Ortiz, CubaJosé González Tendero
Sociedad Epeleologica de Cuba
Hacer ciencia es buscar patrones repetidos -Robert H. McArthur
INTRODUCCIÓN
El análisis detenido e histórico del uso del término Estilo en el estudio del
arte rupestre cubano demuestra que, sí bien dicho término ha sido utilizado
con abundante regularidad, su aplicación en la mayoría de los casos no se
ajusta a la aceptación lingüística que tiene el vocablo dentro del espectro
terminológico de la arqueología moderna desde los tiempos de Cruxent e Irving
Rouse hasta hoy. De ahí que, a pesar de su frecuente presencia en la
literatura rupestrológica nacional, no exista hoy un solo especialista o investigador capaz de definir cuantitativamente los estilos presentes en el
arte rupestre cubano. [1]
El problema anterior viene dado porque el uso del término estilo ha sido en su
forma más simple o primaria “Como forma particular, personal o propia de hacer
o confeccionar algo”, de ahí que habrían tantos estilos como ideogramas
rupestres. Sin embargo, aunque etimológicamente válido este enfoque carece de cualquier
valor científico en el campo de la arqueología, puesto que no permite la
comparación, referencia u otras acciones encaminadas a la obtención por parte
de los investigadores de relaciones significativas, ya, sean de semejanza o diferencia entre sus propósitos de estudio y los estilos “definidos” con
anterioridad. Esto, como es lógico, refleja que usted sabe muy poco de lo que
está hablando, puede ser el principio del conocimiento pero no se acerca ni
someramente al estado de ciencia. [2]
ANTECEDENTES DE LOS PROBLEMAS TEÓRICOS EN EL CONCEPTO DE ESTILO EN EL ARTE
RUPESTRE CUBANO
Teniendo en cuenta lo anteriormente comentado desde hace algunos años venimos
tratando de formar un criterio de estilo para el arte rupestre cubano que
resista el intercambio entre estaciones a él asignadas sin discrepar en
términos morfológicos e ideológicos. Este esfuerzo, junto al intercambio y
discusión con miembros de nuestro grupo de trabajo y otros investigadores del
tema, nos estimuló a publicar nuestro trabajo “Los Estilos Pictográficos en
Cuba. Reflexiones Metodológicas” (Gutiérrez, 1994a) donde exponíamos al ámbito
arqueológico nacional nuestro criterio sistemático en la formulación de
estilos en el arte rupestre cubano. En ese entonces planteamos que en nuestra
opinión el término estilo para la arqueología implica una unidad de síntesis
que permita al investigador la definición y dominio de, al menos, un grupo
importante de atributos y relaciones significativas de semejanza entre e intra
los motivos o diseños que conforman o pertenecen al estilo en cuestión,
garantizando así la ubicación y definición de otras estaciones dentro de
algunos de los estilos fundamentados bajo esta concepción teórica. [3]
En nuestro trabajo (Gutiérrez 1994a) exponíamos que, entre las relaciones de
semejanza que se hacía necesario aislar en nuestras estaciones rupestres para
definir estilos como unidades de síntesis, se encontraban la función, el uso y
la significación de los diseños presentes en una estación tipo o cabecera, los
que debían repetirse en un alto grado de coincidencia en las demás estaciones
homólogas a la estación tipo. Así mismo, reconociamos que una de las
dificultades mayores de esta postulación sistemática la ofrecía el hecho de
que, en muy pocas oportunidades, las investigaciones del arte rupestre cubano
realizadas hasta hoy, reflejan haber tenido, dentro de su metodología de
investigación, el propósito de garantizar el rescate de los subsistemas que
conforman la producción simbólica de las poblaciones aborígenes cubanas, ya
que, a pesar de que un concepto genérico de estilo que no considere las
variaciones dentro de los conjuntos, no puede aportar diferencias étnicas, la
búsqueda incesante y meticulosa de las variaciones de nuestras estaciones
rupestres en el camino para la diferenciación correcta de nuestros estilos
ideográficos pues estilo mide variabilidad (Consens, 1991) o, más aún,
variabilidad limita estilo (Gutiérrez, 1994a), aceptando que para nosotros la
variabilidad no es siempre morfológica puesto que un mismo signo puede poseer
más de una categoría funcional o semántica de diferentes grupos o pueblos. Dicha modificación no se refleja morfológicamente, es ideológica y no se
simboliza icónicamente, pues la expresión simbólica no es propiedad del signo,
sino de un sistema conformado por varios subsistemas como son: distribución de
las estructuras, asignación de espacios, selección de materias primas,
disposición en la estación o en el conjunto, definición de sus signos vecinos,
sustrato de realización, técnicas de ejecución, etc. A estos otros subsistemas
se les asignan dentro del grupo ejecutor determinadas propiedades no
precisamente físicas y son las que en la mayoría de los casos dan al signo su
verdadera significación. [4]
Basta señalar como valor al principio metodológico que implica la definición y
búsqueda de los subsistemas antes mencionados en las investigaciones del arte
rupestre, los resultados obtenidos por Leroi-Gourhan (1958) al hallar en
varias estaciones el arte rupestre franco-cantábrico una relación directa e
intencional entre figuras zoomorfas de diferentes especies y las diferentes
partes de las cuevas donde se encuentran dichas estaciones. [5]
Todo lo anterior nos demuestra la necesidad de hacer un esfuerzo y trascender
los tonos descriptivos que han marcado la investigación del arte rupestre
cubano y acontecer el rescate e interpretación de los subsistemas tecnológicos
e ideológicos ocultos, detrás de cada conjunto, estación o área rupestrológica
del país, pues son éstos y no otros los que aportaran información social sobre
el grupo ejecutante, lo cual se traduce necesariamente en formas estilísticas,
ya que estas y sus resultados son las que caracterizan la concepción y
costumbres ideográficas de estos agrupamientos humanos dentro de la producción
simbólica, ideológica y la superestructura de nuestras comunidades
prehistóricas. [6]
En lo dicho hasta ahora se hace palpable que nosotros no entendemos como se
puede seguir “postulando” unidades de síntesis – estilos – sin tener en cuenta
los rasgos personales del contexto, así como los presupuestos filosóficos que
son el fundamento de cualquier taxonomía científica. [7]
DEFINICIÓN TEÓRICA DEL CONCEPTO
DE ESTILO EN EL ARTE RUPESTRE CUBANO
Como ya hemos expresado con anterioridad nuestro concepto se basa en que
Estilo es una unidad básica de síntesis, por lo que con esta palabra
designamos o agrupamos un conjunto de caracteres ideográficos aislados en una
estación tipo o cabecera, conjunto de caracteres que se repite en otras
estaciones. En la estación cabecera y en las estaciones homólogas se incluyen
otros caracteres, como modo, forma, asignación de espacio, distribución de las
estructuras, materiales de ejecución, categoría, dinámica, técnicas de
ejecución y otras, reflejando así la generalidad de las costumbres referentes
a la producción de arte rupestre poseidas por un pueblo o grupo durante un
período de su historia. [8]
Bajo esta concepción un estilo, según nuestra propuesta, se corresponde
bastante con el uso que dan al término J.M. Cruxent e Irving Rouse (1965), con
la diferencia significativa de que estos investigadores lo aplican al estudio
de las tradiciones cerámicas y nosotros al contexto del arte rupestre. Nuestro
concepto de estilo no debe ser confundido con los Tipos de otros autores (p.ej.
Nuñez Jiménez, 1975, Gutiérrez, 1994b) pues todo grupo social deberá poseer
normalmente un estilo en su producción simbólica durante un período de su
historia, excepto en los períodos de contaminación o transición de estilos,
que en la mayoría de los casos se vincula a los procesos de modificación
tecnológica en los modos de producción. Por otro lado, todo grupo usa
generalmente varios tipos de diseños para resolver un mismo problema
ideográfico, pero todos dentro de un mismo estilo; estos a su vez formarán
parte de los caracteres que definen el estilo. Este último concepto lo
retomamos más adelante a través del ejemplo de los centinelas pétreos. Lo
anterior no implica que consideremos la agrupación de nuestro arte rupestre en
estilos, el fin en sí mismo de las investigaciones rupestrológicas cubanas,
por el contrario, pensamos que esta línea de investigación debe ser el
comienzo de una rupestrología que permita nuevos caminos en la interpretación
más correcta de la conducta social de nuestras comunidades prehispánicas. [9]
No hemos intentado describir o fundamentar más de un estilo de estudio actual
por tres razones fundamentales, la primera es la necesidad de andar despacio
este camino a fin de que los errores que surjan en la pausada aplicación del
concepto sean susceptibles de ser subsanados antes de que se establezcan como
costumbre; el segundo es la cantidad y calidad de información de que
disponemos en relación con las características (p.ej. Subsistemas, Función,
Uso y Significación) de muchas estaciones del arte rupestre cubano, la cual es
aún demasiado escasa como para permitirnos distinguir los caracteres que son
necesarios para la individualización de un estilo; y, por último, la tercera y
no menos importante, es que el arte rupestre cubano es tan rico y variado que
se hace muy difícil y requiere de tiempo de estudio para lograr establecer las
combinaciones y características rígidas que se supone deben sintetizarse bajo
el nombre de un estilo. [10]
De acuerdo con la costumbre generalizada en la arqueología americana hemos
dado nombre al estilo (y consideramos que esta debe ser una línea de trabajo a
mantener) de acuerdo con el de la estación cabecera, aunque en el caso de
estudio que ponemos a su consideración se infiere la correspondencia del
estilo con un tronco lingüístico bien definido, no hemos querido utilizar para
el estilo términos etnográficos pues la experiencia nos ha demostrado que es
difícil encontrar correspondencia total entre estilos y etapas, estadios
culturales o troncos lingüísticos en la investigación arqueológica en general,
por lo que cualquiera de estas nomenclaturas podría poseer más de un estilo,
aún en la misma área geográfica y cronológicamente contemporáneos. [11]
El hecho de que definamos aquí a nuestras unidades de síntesis solamente en
término de estilo ideográfico no significa que ignoremos todos los demás
elementos que den información sobre el grupo ejecutante. Al tratar el estilo
describimos todos aquellos elementos de la estructura y superestructura que
han estado a nuestro alcance; al tratar el tema de la cronología del estilo
igualmente hemos utilizado todos aquellos datos a que hemos tenido acceso,
asociados a la producción simbólica o a otros elementos arqueológicos. [12]
Después de la lectura de este trabajo no debe considerarse como definitivo el
modelo de Estilo que proponemos en el mismo, sino más bien como una hipótesis
de trabajo susceptible de cambios en la medida en que se obtengan nuevas
informaciones, pues aunque el estilo aquí propuesto está basado en los
detallados y profundos estudios sobre el área en cuestión realizados por Racso
Fernández y José González (1997) y es de esperar que no sea modificado por la
aportación de nuevos datos, por su parte el concepto o modelo teórico si puede
ser sometido a revisión con el desarrollo de nuevas investigaciones, sobretodo
a la hora de continuar esta línea de investigación y definir nuevos estilos.
[13]
BREVE DESCRIPCIÓN DEL ÁREA
OBJETO DE ESTUDIO
La comunidad de diseños rupestre que definimos bajo el nombre de unidad de
Estilo Patana se encuentra distribuida en seis estaciones rupestres del
territorio conocido como Punta de Maisí, actual provincia de Guantánamo; este
territorio de aproximadamente 80 km. cuadrados constituye el extremo más
oriental de la Isla de Cuba y se puede enmarcar en el territorio limitado al
norte por Punta Silencio, al sur por Punta Caleta, al este por la Punta de
Quemados y al oeste por las cuencas de los ríos Yumurí al noroeste y Caleta al
sudoeste. Este territorio ha sido tipificado como un territorio semiárido (Díaz,
A. et. al. 1982) debido a las bajas y pocas precipitaciones que ocurren allí
durante todo el año, fundamentalmente en la franja más cercana a la costa,
donde los promedios de lluvia anuales no sobrepasan los 800 mm. y en el
período de seca (noviembre – abril) no llegan a los 200 mm. por año; esta
condición climática como se verá más adelante tiene una importancia capital en
la concepción del arte rupestre de esta localidad. Por su parte, los vientos
en la región soplan fuerte con predominio de los vientos alisios del este y el
nordeste. [14]
La vegetación en las zonas costeras es de matorrales subarbustivos, pero en
general la vegetación es semidesertica, caracterizada por la presencia
abundante de Ritterocereus hystrix. [15]
Las características climáticas y de vegetación han provocado un complejo
faunístico en el área muy peculiar, caracterizado por la abundancia de
moluscos, insectos y reptiles, no así de mamíferos, los cuales se limitan a
una escasa representación donde predominan las jutias (Capromys sp.) [16]
La región en general es un área cársica; este carso fue tipificado por primera
vez como un Merocarso con 100 m de acuífero activo (Molerio, L. 1974). El
patrón de las carsificaciones del macizo los constituye el agrietamiento y la
estratificación del mismo. La relación del buzamiento de las rocas
carbonatadas de la formación (Fm.) Punta de Maisí, caracterizan al macizo en
relación con el drenaje como de un carso conforme (Molerio, F. 1974). [17]
Geológicamente la Fm. Punta de Maisí, descrita por Taber en 1943 (en Cobiella,
et. al. 1984) está compuesta por calizas organógenas, detríticas y margas que
en ocasiones son muy masivas, de color crema o blanco y criptocristalinas con
una edad bastante amplia desde el Mioceno Medio al Cuaternario. Esta
composición de la formación la caracteriza como un complejo carbonatado
terrígeno. [18]
Fig. 1. Mapa de Localización de Punta de Maisí |
Fig. 2. Mapa Geológico de Punta
de Maisí |
|
|
Molerio, F. (1974 ) y Guerra, M. (1991) a partir de los dos hiodrogramas del
Río Maya han definido en el tiempo, el espacio ocupado por el acuífero que
drena a esta efímera corriente fluvial, por lo que de acuerdo con la
Asociación Internacional de Hidrogeólogos de la UNESCO (IAH) y el Mapa
Hidogeológico de Cuba, a escala 1: 1000 000; la Meseta de Maisí se puede
definir como un Acuífero Fisurado Cársico. [19]
Geomorfológicamente el carso de Punta de Maisí se encuentra en una región
morfoestructural correspondiente a bloques neoplatafórmicos, neotectónicos
activos. Por sus relaciones con el buzamiento de los estratos, entre 3 grados
y 8 grados de inclinación (Cobiella, et. al. 1984), lo que la tipifica como
meseta, criterio seguido por la mayoría de los investigadores; denominándose
entonces Región Morfoestructural Meseta de Maisí. Sin embargo, más
recientemente Jaime, E. et. al. (1991) y Jaimez, E; Gutiérrez, D. (1993)
reportaron en la Caverna de la Patana buzamientos de hasta 20 grados, valor
que utilizan para discutir el término de meseta hasta ahora utilizado y
renombrar al área como Altiplanicie. Nosotros, aunque de acuerdo con el
cuestionamiento anterior, pues evidentemente estos valores de buzamiento (20
grados) muestran una actividad neotectónica más acorde con los
solevantamientos reportados para el área, de acuerdo con la altitud actual de
sus terrazas marinas, pensamos que las investigaciones geomorfológicas y
carsológicas de la región deben continuarse en el futuro, a fin de definir con
precisión sus características morfoestructurales. [20]
Hacia el oeste del macizo y próximo al límite de la región se desarrolla un
área no carsificada, constituida por rocas correspondientes al piso
estructural del basamento plegado (Pg3-2; Pg3), y que morfotectónicamente se
corresponden con los macizos continentales, así como relictus del arco
volcánico cretácico, compuestos por rocas vulcanógeno-sedimentarias y del
complejo ofiolítico, lo que demuestra la compleja estructura geológica de la
región. [21]
Desde el punto de vista espeleológico Jaimez, E. y Gutiérrez, D. (1993),
estudiaron y demostraron que contrariamente a cualquier otra suposición la
Caverna de la Patana y la mayoría del cavernamiento abierto en la región, son
espeluncas formadas en la zona de mezcla entre las aguas meteóricas y de
saturación, o sea, cuevas morfogenéticamente piezógenas y, en otros casos,
cuevas abrasivógenas, abiertas por la acción abrasiva del mar en los
acantilados costeros. Esta combinación de tipos morfogenéticos la definen como
una región Eusubtectónica, afectada por los levantamientos poslarámicos, con
un estilo tectónico de interacción interplaca y solevantamiento, lo que ha
permitido en el tiempo, el desagüe y elevación de un número importante de
cuevas, solapas abrigos rocosos y cavernas. [22]
DISCUSIÓN SOBRE LAS CARACTERÍTICAS RUPESTROLÓGICAS DEL ESTILO PATANA
Como ya hemos expresado nuestra unidad básica clasificatoria en el Estilo,
palabra con la que designamos un conjunto de caracteres rupestrológicos
aislados en una estación tipo o cabecera, conjunto de caracteres que se
repiten en otras estaciones homólogas, reflejando así la mayoría de las
costumbres referentes a la ejecución del arte rupestre poseídas por un pueblo
o grupo durante un período de su historia. [23]
Teniendo en cuenta lo anterior y a partir de los estudios más recientes del
arte rupestre de la región de Punta de Maisí (Jaimez, E. et. al. 1991;
Gutiérrez, D. 1991a; Fernández, R., González, J. 1997), se puede decir que
estamos en condiciones teóricas, prácticas y de conocimientos para
caracterizar y definir por primera vez para Cuba un estilo rupestrológico
según los criterios de estilo propuestos por Gutiérrez, D. (1994a). Esta
definición se realizará bajo el criterio metodológico de que estilo es una
unidad de síntesis aglomerativa de los rasgos de semejanza y diferencias
existentes entre los diseños de varias estaciones de arte rupestre dentro de
un marco espacial y temporal bien definido. [24]
Sobre la estación tipo
o Cabecera
La localidad tipo o cabecera de este estilo la constituye la cueva conocida
como Cueva de los Bichos o Cueva del Cemí, abierta en el extremo sudeste del
cuarto nivel de terrazas marinas emergidas de Punta de Maisí; dicha cueva se
puede ubicar en los 20 grados 15’ 30’’ de LN y los 74 grados 12’ 17’’ de LW.
[25]
Fig. 3. Croquis parcial de la Cueva de los Bichos |
|
Esta cueva forma parte integral de la caverna conocida como Caverna de la
Patana, la cual es muy conocida en el ámbito espeleológico nacional, entre
otras razones, por poseer dentro de ella una de las trampas térmicas más
importantes del país. [26]
Dentro de esta estación se han localizado y estudiado ocho de los quince
diseños petroglíficos que conforman la totalidad del Estilo Patana, así mismo
dentro de la cueva se encuentra el único diseño considerado por nosotros como
un diseño contaminante, por no ajustarse a los caracteres definidos para el
estilo, lo que quedará explícitamente claro más adelante. [27]
Sobre las estaciones homólogas
Además de la estación tipo o cabecera, hemos considerado perteneciente al
Estilo Patana todas las otras estaciones rupestres del área de Punta de Maisí.
El que conceptualmente todas las estaciones rupestres conocidas hasta hoy en
el área objeto de estudio puedan ser incluidas dentro de la concepción teórica
y metodológica del Estilo Patana, atendiendo a que las características de los
ideogramas que se encuentran en ellas son afines con las aisladas en la
estación tipo o cabecera, es sin lugar a dudas un elemento de suma importancia
a la hora de enjuiciar esta propuesta estilística y metodológica. Estas estaciones homólogas se pueden enumerar de la siguiente forma.
[28]
■ Cueva del Jagüey
La estación está ubicada a 23 m sobre la Cueva de los Bichos y, al igual que
la anterior forma parte de la Caverna de la Patana. En esta estación se
encuentran dos de los quince diseños asociados al estilo, sus coordenadas
geográficas se corresponden con las de la estación tipo. [29]
Fig. 4. Croquis parcial de la Cueva del jagüey |
|
■ Solapa de la Careta
En una pequeña gruta o solapa de 50 m de largo, abierta en el farallón de la
cuarta terraza marina, a unos 3 500 m al norte de la Cueva de los Bichos, en
la cota de los 90 m sobre el nivel del mar, y puede ser ubicada en los 20
grados 20’ 02’’ de LN y los 74 grados 11’ 52’’ de LW. Dicha solapa guarda en
su interior dos de los diseños asociados a este estilo. [30]
Fig. 5. Croquis de la Solapa de la Careta |
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■ Solapa de la Rana
Esta estación constituye un abrigo rocoso de apenas 7 m de largo que está
ubicado a unos 1 500 m al oeste noroeste del faro de Punta de Maisí, en el
primer nivel de terrazas marinas, y se puede ubicar en los 20 grados 14’ 03’’
de LN y los 74 grados 11’ 44’’ de LW. Una estalagmita que se encuentra en su
misma boca alberga el único diseño ideográfico de esta estación y uno de los
quince pertenecientes al Estilo Patana. [31]
Fig. 6. Croquis de la Solapa de la Rana |
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■ Solapa de Bagá
Esta estación es un abrigo rocoso de 16 m de largo, abierto a unos 3 000 m de
Punta de Maisí y a unos 600 m de la dolina de disolución y desplome conocida
como Pozo Azul; dicha solapa se puede ubicar en los 20 grados 15’ 00’’ de LN y
los 74 grados 11’ 51’’ de LW. En ella se encuentra uno de los diseños
pertenecientes al Estilo Patana. [32]
Fig. 7. Croquis de la Solapa de Bagá |
|
■ Solapa de Pozo Azul
Esta localidad es una pequeña dolina de disolución y desplome inundada
parcialmente, de unos 15 m de diámetro, y está abierta en los 20 grados 15’
16’’ de LN y los 74 grados 12’ 09’’ de LW. En ellas se puede encontrar uno de
los quince diseños asociados al Estilo Patana. [33]
Fig. 8. Croquis de la Solapa de Pozo Azul |
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Tabla No. 1. Distribución de los diseños asignados al Estilo Patana
ESTACION |
CANTIDAD DE GRAFIAS |
Cueva de los Bichos |
8 |
Cueva del Jagüey |
2 |
Solapa
de la Careta |
2 |
Solapa de la Rana |
1 |
Solapa del Baga |
1 |
Solapa de Pozo Azul |
1 |
TOTAL DE GRAFIAS |
15 |
Gráfico No. 1. Representación Porcentual de la Distribución de los diseños
afiliados al Estilo Patana |
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Sobre la técnica de ejecución
Los quince diseños o grafías pertenecientes al Estilo Patana pueden incluirse
dentro del concepto definido en la literatura con el término Petroglifos (Nuñez,
A. 1975; Gutiérrez, D. 1991b), acepción que agrupa a todos aquellos diseños
del arte rupestre que hayan sido realizados mediante las técnicas de percusión,
incisión, raspado o rayado de una superficie rocosa, y donde no se haya
utilizado ningún tipo de colorante o pintura; este término y su definición
fueron aprobados durante las sesiones del Tercer y Cuarto Simposium de Arte
Rupestre Americano. [34]
En el caso en cuestión que es el de los diseños pertenecientes al Estilo
Patana, se puede afirmar que los mismos han sido realizados por la técnica
combinada de Percusión y Abrasión (raspado) y se puede incluir dentro del
Grupo T-1 propuesto por Nuñez, A. (1986), definido como: Tallas de surco poco
profundo, no angular (en arco) de entre 5 mm y 1 cm de profundidad. [35]
Foto. 1. Petroglifos No. 2 de la Cueva de los Bichos |
|
Sobre los materiales de ejecución
Considerando las técnicas de ejecución antes expuestas es de suponer que los
materiales (herramientas) de ejecución utilizados por lo autores del Estilo
Patana fueron herramientas o artefactos para cortar por percusión, artefactos
para desbastar y artefactos para cortar. [36]
Entre los artefactos y herramientas para cortar por percusión es mucho más
probable el uso de buril como instrumento principal, aunque también podrían
haberse utilizado las hachas petaloides. Respecto a estos instrumentos Herrera
Fritot, R. (1964) nos dice:
Se denominan hachas petaloides a ciertos arqueolítos del tipo común, cuya
morfología es generalmente uniforme pero con un extremo ampliamente modificado
en una porción ancha de borde curvo y filoso; es decir que poseen un extremo o vértice más
o menos agudo, cónico y otro cortante usualmente parabólico, en
semicírculo perfecto o en regular arco rebajado que en contados casos aparecen
casi rectos, perpendiculares al eje mayor del hacha, dando a esta un aspecto
más triangular y cureniforme que en lo normal. [37]
En relación con los buriles este insigne investigador continua diciendo:
Comúnmente los buriles son alargadamente husiforme con agudos extremos
filosos, pero también los hay cilíndricos, y aplanados con sección elíptica,
hay variedades en que un extremo termina en punta poco aguzada, y el otro en
filo arqueado más o menos estrecho. [38]
Fig. 9. Herramientas de Ejecución A, B y C Hachas Petaloides, D Buril |
|
Por su parte, entre los artefactos para desbastar deben considerarse los
conocidos pulidores y entre las herramientas para cortar es muy probable el
uso de los cuchillos de sílex. [39]
Sobre las herramientas para desbastar nos dice Guarch, J.M. (1978):
Su uso evidente fue para producir el aplanamiento de los gramos de la
superficie de otros cuerpos duros, los que provocaron a su vez con mucha
frecuencia el desgaste del instrumento, formando facetas en el mismo. Este
trabajo lo efectuaron siendo los desbastadores el instrumento activo, salvo en
los casos de los aparentes afiladores. Las formas de los llamados pulidores son muy diversas y naturales, es decir,
conformadas por el uso, el que ocasionó que en general adquirieran formas
redondeadas con facetas. [40]
Referente a las herramientas para cortar, este mismo investigador, Guarch, J.M.
(1978) nos dice lo siguiente:
Como su nombre lo indica fueron instrumentos utilizados para cortar en
general se trata de instrumentos de sílex... los cuchillos y cuchillas de
sílex encontrados, son de diversos tamaños y formas, aunque presentan la
tipología propia de estos artefactos al ser manufacturados por percusión...Los
bordes filosos permitieron la utilización del instrumento para producir cortes.
[41]
Fig. 10. Pulidores para Desbastar |
|
Sobre la asignación de espacios
En cuanto a la particularidad, el estilo se caracteriza porque todos los
diseños a él asociados les han asignados espacios subterráneos de las zonas
umbrales y subumbrales; pues todos han sido realizados dentro de formas
negativas del relieve cársico de la región (cuevas, solapas, etc.), pero
ninguno se encuentra ubicado en áreas de oscuridad total o absoluta. [42]
Sobre los sustratos de realización
Todos los dibujos de este estilo han sido ejecutados sobre sustratos rocosos
secundarios de tipos clásicos o reconstructivos (estalactitas, coladas, mantos
estalagmitas, derrumbes, etc.) de tipo duro, con un rango de dureza entre 3 y
4 en la escala de Mohs. No se encuentra ningún diseño en las paredes
estructurales de las estaciones asignadas al estilo. [43]
Otra característica de los sustratos utilizados es que no ha mediado una obra
de adaptación o preparación del sustrato antes de la realización del diseño,
sino que se ha escogido este de acuerdo con la necesidad del ejecutor para
resolver el problema ideográfico. [44]
Sobre la dinámica
El concepto de dinámica en el arte rupestre cubano fue introducido y definido
por Guarch, J.M. (1980) y está compuesto por tres categorías, que son:
ideogramas limitados, ideogramas abiertos, que dejan segmentos libres o inconclusos e ideogramas mixtos donde se combinan de forma homogénea las dos
categorías anteriores. [45]
Para el Estilo Patana, la dinámica de sus diseños queda definida como
Ideogramas Limitados, que no dejan segmentos libres o inconclusos, con un
movimiento hacia un centro interno y un universo definido. [46]
Sobre las categorías
El concepto de Categoría establecido para el arte rupestre cubano es
probablemente el que menos se ajusta en su aplicación teórica al Estilo Patana,
lo que nos hace dudar sobre la validez de este concepto, al menos a escala
regional o estilística, pues para el Estilo Patana tendría que asumirse una
categoría mixta, ya que dentro del estilo es posible encontrar tanto dibujos
aislados, conjuntos o murales. Sin embargo, no es nuestro propósito aquí
discutir la validez o no de este concepto, por lo que preferimos asumir como
una característica de este estilo el hecho de que no hay una marcada
definición en el volumen espacial de los diseños, caracterizándose por
soluciones puntuales o especificas de acuerdo con el problema ideográfico a
resolver por el ejecutor. [47]
Fig. 11. Petroglifos No. 1 de la Cueva de los Bichos |
|
Sobre las morfología
Los conceptos morfológicos más recientes en el arte rupestre cubano y su
relación con el estilo como unidad de síntesis fueron expuestos por Gutiérrez,
D. (1994a) donde se hace referencia a los criterios de abstracción,
esquematización y estilización, así como, a sus variantes morfológicas;
realistas con rasgos, realistas sin rasgos, etc. Siguiendo estos conceptos se
puede definir a los diseños pertenecientes al Estilo Patana como ideogramas
estilizados, de siluetas con rasgos. [48]
Fig. 12. Petroglifos No. 2 de la Cueva de los Bicho |
|
Sobre la función
Para nosotros función es la norma cultural de utilización específica y muchas
veces restringida que determina la ejecución de un diseño ideográfico dentro
de un contexto sociocultural. [49]
Para el Estilo Patana y los diseños a el afiliados según nuestros criterios
corresponden las funciones Mágica y Religiosa. Lo anterior se sustenta en la
alta frecuencia con que se ha logrado determinar la identidad entre numerosos
diseños de este estilo y algunas deidades y cemíes del panteón mitológico
aborigen de Cuba, practicándose de forma general un sistema de magia simpática
y de contagio, tratando los autores de lograr con su magia los beneficios de
la naturaleza, al mismo tiempo que creían dominar sus designios. [50]
Fig. 13. Petroglifos No. 3 de la Cueva de los Bichos (Vista Frontal) |
|
Fig. 14. Sección y Planta de la Cueva de los Bichos, con la posición de los
Centinelas Pétreos |
|
Así mismo la identificación de varias grafías con el personaje místico
Macocael en lugares que confirman la función antes propuesta, así como, otras
grafías que parecen cumplir funciones de centinelas pétreos, reafirman la
práctica de una magia homeopática o imitativa de este estilo, pues para estos
aborígenes las cuevas y solapas de la región debieron constituir lugares
sacros, que fueron venerados, quizás al compas del moyohuacán durante las
ceremonias rituales del areito. ¿Dónde rendir mejor culto a las deidades de su
panteón mitológico, que no fuese en estos enigmáticos aposentos, allí donde la
naturaleza hizo confluir las impresionantes condiciones de las cavernas, lo
intrincado de los parajes donde estas se encuentran y el hecho de estar
asociadas a la presencia de algunos depósitos naturales de agua, elemento muy
escaso en esta región y de imprescindible necesidad para las comunidades
prehispánicas de las Antillas? [51]
Sin lugar a dudas este era el paraje idóneo para que el artista – hechicero -
primitivo, desplegara toda su imaginación y creara las imágenes que aún lejos
de su tierra natal, les amparaban y facilitaban las labores de la vida diaria
de este grupo humano. Las cuevas eran pues, una casa espléndida para los
cemíes y deidades; téngase en cuenta por ejemplo que en una de las cartas del
almirante Cristóbal Colón escrita en 1496 se puede leer lo siguiente: [52]
tienen una casa para cada uno de ellos (los caciques), separada de la
población, en la cual no hay otra cosa sino imágenes de madera, labradas en
relieve, que ellos llaman cemíes, ni en esa casa se trabaja para otro efecto o servicio sino para estos cemíes [53]
Todas las razones antes expuestas hacían necesaria la creación de tabues
específicos que regularan la entrada a dichos espacios vedados, amén de
otorgarles un valor simbólico a las grafías que debían suplir a los centinelas
vivos; confirmación de las prácticas de magia homeopática o imitativa, este
sería el caso por ejemplo, de los petroglifos representados a pocos pasos de
las entradas de las Cuevas de los Bichos y del Jagüey (Fernández, R.; González,
J. 1997). [54]
Fig. 15. Petroglifos No. 3 de la Cueva de los Bichos (Vista Posterior) |
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Fig. 16. Petroglifos No. 4 de la Cueva de los Bichos |
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Por otra parte, el individuo que penetre en la Cueva del Jagüey (una de las
estaciones homólogas), lo primero que encontrará será un petroglifo cuya
figura se interpone ante el desconocido, bloqueando su paso hacia el segundo
petroglifo que representa una cara acorazonada, la cual hemos identificado
como el numen Corocote. Todo eso nos ha llevado a pensar en la posibilidad de
que estemos en presencia de centinelas cuya misión - función era proteger el
acceso a las moradas de las deidades de estos centros ceremoniales. [55]
Fig. 17. Petroglifo No. 5 de la Cueva de los Bichos |
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La análoga distancia entre los centinelas y los númenes, repetida en varias de
las estaciones pertenecientes al Estilo Patana nos hace pensar en la
intencionalidad que reafirma nuestra hipótesis. [56]
La función religiosa de las grafías pertenecientes a este estilo está
sustentada en el hecho de que es muy probable que durante los días en que se
hacía necesaria la súplica a sus dioses los autores de estas llevaran a las
localidades rupestre del estilo distintas ofrendas con que agasajarlos, pues
como relata Pané (en Arrom, J. 1990): "Algún día solemne, en que llevan mucho de comer, pescado, carne,
o pan o cualquier otra cosa, ponen de todo en la casa del cemí". [57]
La cita anterior como se puede apreciar constituye un testimonio fehaciente de
lo especial de estas prácticas; la combinación de magia y religión, pues el
hecho de realizar oraciones o colocar ofrendas a las deidades es en sí mismo
un ritual de connotación religiosa, pero como nos cuenta Pané esto sucedía
sólo en días determinados.[58]
Sobre los usos
Para nosotros uso es toda aquella función que pueda cumplir una grafía además
de la que le está reservada por norma de ejecución (la función). [59]
Dentro de los usos que hemos podido aislar para el arte rupestre del Estilo
Patana están el Topográfico, el Propiciatorio y el Anecdótico, estos además de
sus funciones mágicas y religiosas ya argumentadas con anterioridad. [60]
Fig. 18. Petroglifos No. 6 de la Cueva de los Bichos |
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Fig. 19. Petroglifos No. 7 de la Cueva de los Bichos |
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Desde el punto de vista topográfico es muy probable que las grafías
pertenecientes al Estilo Patana jugaran un importante papel como indicadores
topográficos de la cercanía y ubicación del agua. Llama la atención en este
sentido que desde la Solapa de Pozo Azul (una de las estaciones homólogas)
hasta la Cueva de los Bichos, todas las estaciones rupestres coinciden con
lugares donde existen depósitos naturales del preciado líquido, pues aún en la
Solapa de la Careta, donde aparentemente no hay relación alguna de este tipo,
en épocas de lluvia se forma a pocos metros de ella un efímero arroyo de
caudal estacional. [61]
Fig. 20. Petroglifos No. 8 de la Cueva de los Bichos |
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Téngase en cuenta que aún en la actualidad las fuentes
o gours que se han
formado en el piso de las grutas de esta región y donde habitualmente se
acumula agua, sirven de fuente de abastecimiento no sólo a los habitantes de
la región, sino también para aquellos que en camino hacia la costa las visitan
para avituallarse antes de iniciar sus faenas pesqueras. [62]
Fig. 21. Petroglifos No. 1 de la Cueva del Jagüey |
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Sin lugar a dudas estas características llamaron la atención de nuestros
primitivos pobladores y debieron señalarlas y marcarlas a fin de garantizar la
continuidad de su explotación, amén de convertirlas en centros ceremoniales,
lo que se hace palpable por el conjunto de petroglifos que adornan sus
interiores. En este sentido es bueno señalar que el uso topográfico en función
del abastecimiento de agua en el arte rupestre ha sido enunciado por otros
autores como por ejemplo Messmacher (1981), el cual al referirse al arte
rupestre del Sitio de La Pintada en el estado de Sonora, México nos dice: [63]
Aparentemente presentan una definida asociación con el agua y las pozas,
significando su papel indicativo de la topografía del sitio....del examen de los cuatro estilos brevemente descritos se nota que sólo los
dos primeros se encuentran íntimamente asociados a la topografía del lugar...
[64]
En Cuba este tema también ha sido tratado con anterioridad, destacándose la
Cueva de la Pluma, Cumbre Alta, Matanzas, donde mucho de sus signos
ideográficos han sido interpretados como indicadores topográficos de los
accidentes subterráneos a superar en el recorrido hasta las diferentes vías de
acceso de la cueva y sus fuentes de agua (Gutiérrez, D. Crespo, H. 1991). [65]
Para entender como podrían ser usados los diseños ideográficos del estilo en
cuestión como elementos anecdóticos y propiciatorios hay que partir del hecho
bien conocido de que los grupos del período de neotilización se asentaban
mayormente en lugares propicios para la agricultura y la domesticación de
animales, lo cual no implica que obligatoriamente estas áreas estuviesen
cercanas a fuentes de agua permanente, como son algunas áreas de Maisí. Aún
practicando, fundamentalmente, este modo de producción, el hombre primitivo
mantenía una gran dependencia de la casa y la captura de animales de aquellas
especies no domesticables, así como de la pesca y la recolección. [66]
Esta vinculación a la tierra y sus frutos, ya sea por medio de la siembra
o de
la recolección, así como a la lluvia, fenómeno mediante el cual se garantizaba
la fertilidad de los suelos y la subsistencia de los animales y de la
comunidad en general, obligaron a shaman o behique a mantener la creencia de
que la representación de deidades, personajes, animales o plantas le
permitirían propiciar la fecundidad humana y animal, la fertilidad de los
campos la abundante lluvia y el buen tiempo, entre otros; de ahí el uso
propiciatorio de los ideogramas pertenecientes al Estilo Patana. [67]
Por otra parte, estas comunidades, en ausencia de un sistema organizado de
escritura mediante signos y símbolos emplearon la tradición oral como recurso
para perpetuar las hazañas, hechos históricos relevantes y enaltecer el nombre
de sus mejores hijos. De esta forma, en los días específicos en que se
realizaba, en las tranquilas noches caribeñas, la ceremonia del areito, las
anécdotas mitológicas y los sucesos trascendentes eran narrados por el behique
y coreados armónicamente por los demás miembros de la tribu, como parece
recordar la secuencia del petroglifo No. 3 de la Cueva de los Bichos. [68]
De la misma forma emplearon el arte rupestre para representar diseños que le
permitieran evocar escenas, las cuales no necesariamente tienen que estar
ejecutadas de forma tal que su lectura sea lineal y explícita para todos sus
lectores, este era también parte del arte y el misterio que rodeaban al brujo
hacedor de las imágenes. Muchos de los caracteres ejecutados en el arte
rupestre mundial bien podrían tener usos anecdóticos. [69]
Sobre la significación
Uno de los problemas fundamentales de los estudios del arte rupestre, y quizás
la tarea más difícil lo constituye la definición exacta del significante o significado de cada grafía; un tema sumamente complejo sobre todo en los
ideogramas que se han realizado durante el proceso de neotilización y
presentan un importante desarrollo abstraccionista. La importancia de obtener
el significado puro y no abstracto de cada grafía está dada por el hecho de
que no en pocas ocasiones este es el camino para obtener una interpretación
correcta de su función y usos en la sociedad ejecutora. La importancia de la interpretación en términos de significación es a menudo
desestimada por muchos arqueólogos, alejándose de este problema y
considerándolo inaccesible en el estado actual de nuestro métodos y sistemas
de investigación, considerando no en pocos casos que este es un ejercicio de
la especulación muy poco científico. [70]
El aparente panorama abrumador que se abre ante el rescate de la significación,
sin embrago, no puede impedir al arqueólogo aplicar sus conocimientos y buscar
interpretaciones lógicas y razonable, que, sí bien pueden ser objeto de cambio
cuando se disponga de nuevos datos, abren el camino a un conocimiento
convincente de nuestro arte rupestre, pues sí podemos, por ejemplo, aceptar el
hecho de la existencia mágico-religiosas en las poblaciones prehispánicas de
las Antillas, entonces podemos y debemos analizar estas en busca de alguna
claridad para nuestro arte rupestre y el significado que tuvo para la gente
que lo realizó. [71]
Esta búsqueda, basada en elementos etnohistóricos aportados por los cronistas
de Indias y en los datos que a nosotros han llegado de los sistemas de
creencias y costumbres de estas comunidades aborígenes, es, sin lugar a dudas,
un intento mucho más fructífero y científico de la discusión improductiva
sobre la estética del arte rupestre. Para simplificar lo anterior es bueno
remitirse al rupestrólogo Clement Meighan, quien, en su trabajo Análisis del
Arte Rupestre de Baja California (1978), nos dice: [72]
Podemos describir una representación de arte rupestre de una rana, por
ejemplo y podríamos discutir la presencia de ranas en el medio ambiente y su
lugar es la adaptación del hombre a la región, etc. Sin embargo es importante
conocer que la rana es la esposa del coyote y que en ese papel la rana tiene
muchos atributos y significados simbólicos....incluyendo la relevancia mitológica que dicha criatura tuvo en amplias
creencias durante períodos largos de tiempo... [73]
En tal sentido pensamos que ignorar la significación del arte rupestre es
omitir una parte importante del comportamiento humano, sobre todo en las
poblaciones prehistóricas, por lo que no podemos proponer aquí un diseño de
estilo donde no abordemos juiciosamente la significación de las grafías que lo
componen. [74]
Fig. 22. Petroglifos No. 2 de la Cueva del jagüey |
|
Los diseños
o grafías pertenecientes al Estilo Patana han sido identificados
en un grado de coincidencia con personajes de la mitología aborigen antillana,
su significado entonces es para nosotros Totémico-Animista, lo cual se
corresponde con la ideología que profesaban estos grupos humanos. [75]
Entre las identificaciones que se han realizado, se encuentran grafías que
representan al Dios aruaco Boinayel. [76]
Desde 1947, el sabio cubano Don Fernando Ortíz planteó la teoría que relaciona
la deidad araucana de la lluvia, Boinayel, con las imágenes lloronas que
aparecen representadas, con relativa frecuencia, en los tiestos y vasijas de
cerámica recuperados durante las excavaciones arqueológicas (Ortíz, F, 1947).
Este punto de vista, que compartimos, ha sido aceptado, por otros autores,
hasta el presente. [77]
Fig. 23. Representaciones del Dios de la Lluvia Boinayel (en cerámica) |
|
Este numen aruaco, según la mitología aborigen antillana nació en el antro
cavernario de Iguanaboina al igual que su hermano Márohu. Arrom, (1990)
describe su metología como, se puede apreciar en los siguiente párrafos: [78]
...es el Señor de la lluvia. En el nombre de su madre se sintetiza, por un
lado, la cresta dorsal cerrada de la iguana (reptil antillano), que indica el
buen tiempo soleado, y como boina (serpiente oscura), las nubes cargadas de
agua. De esta metaforización Boinayel tomó la de “Hijo de Boina”, la Serpiente
Parda, y por tanto de sus ojos se desprenden interminables hilillos de lluvia,
de los que fertiliza el suelo y gracias a los cuales viven el hombre, los
animales, el bosque, los ríos y los mares, y las plantas que procuran alimento
y salud. [79]
En los iconos aruacos se le identifica como siamés con su hermano Márohu. En
otras oportunidades en idolillos de piedra, o en decoraciones de vasijas, o en
petroglifos en las cavernas, por lo regular sólo. Comúnmente, en una u otra
forma, de sus ojos se desprenden varias líneas que simbolizan la lluvia. Otras
de su forma iconográficas consiste en ídolos de piedra que carecen de brazos
tallados en facetas, de cuyos ojos muy oblicuos, contorneados por profundos
canaletes en el rostro, corren simbólicas lágrimas. Es usual que estos
idolillos porten un tocado a modo de turbante. [80]
En el ritual de Boinayel se aprecian las visitas a las cuevas donde mora, las
invocaciones y las ofrendas a su efigie, y el uso corporal de pequeños
amuletos talladas muchas veces atados sobre la frente, todo ello para
propiciar la lluvia. Boinayel en la mitología antillana representa un espíritu
de la naturaleza, antepasado místico de la etnia aruaca, buen numen del agua
fertilizadora de los sembrados. En Cuba, también se le ha conocido por el
nombre de Taguabo. [81]
Otros de los numen identificados con grafías pertenecientes a este estilo es
el personaje Guabancex, el que ha sido identificado como la metaforización de
los huracanes y las tormentas. El análisis, por ejemplo, de algunas de estas
identificaciones nos permite desentrañar el significado de la grafía No.2 de
la Cueva del Jagüey donde veremos, que esta muestra un complejo gravado en el
que aparecen incorporados un rostro y otros elementos. Al pie del citado
rostro aparece una figura hasta el momento aceptada y reconocida por todos los
estudiosos como Guabancex. Observamos en esta ocasión el inconfundible diseño
en forma de remolino que lo caracteriza y que, en ocasiones, aparece decorando
las cerámicas como un homínido con los brazos extendidos, uno hacia arriba
torcido a la derecha y el otro hacia abajo y hacia la izquierda. [82]
Queremos apuntar, que es muy significativo que el hecho de que por encontrarse
el glifo que nos ocupa en una posición intermedia, entre la entrada y otra
abertura al exterior de la cueva, se ha podido apreciar que en ocasiones, por
esta área de tránsito, pasan corrientes de aire de variada intensidad – en
consonancia con el horario del día y la temporada del año. [83]
Fig. 24. Petroglifos No. 1 de la Solapa de la Careta |
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Fig. 25. Petroglifos No. 2 de la Solapa de la Careta |
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La mitología de Guabancex cuenta que esta Señora de los Vientos, Huracán,
deidad femenina reina en la tormenta y que, a su paso, todo lo destruye, con
el auxilio de las fuerzas combinadas del viento y las aguas torrenciales.
Tiene ayudantes: Guataubá, el pregonero, y Coatrisquie, el recogedor de aguas.
Guabancex asuela los conucos y aldeas cuando la cólera la impulsa contra los
pueblos que no han atendido con devoción sus imágenes, ni le han rendido el
tributo debido. Vive Guabancex en el país de Aumatex, cacique de los vientos,
y al salir airada con sus dos ayudantes para arrasar con cuanto se encuentre a
su paso, ordena al resto de los cemíes de la comarca que colaboren con ello en
su labor infausta. (Guarch, J.M. et. al. 1992). [84]
Fig. 26. Representaciones cubana de Guabancex
Sus imágenes son hechas de calcita, cuarcita o mármol. Todo parece indicar que
sus dos ministros se incluyen en ella a modo de atributos. También de piedra
se han encontrado en diminutos idolillos, que se supone que llevaban en la
frente sus devotos. La cabeza de estos ídolos de forma triangular, tiene
rostro agresivo y colérico. Su cuerpo se estiliza en un esquematismo simbólico,
terminando en un solo pie, otro atributo que parece que le fue propio a la
deidad. En ocasiones se le ha relacionado con las asas de vasijas de cerámica
que representan cabezas humanas de las que parten los brazos en aspas (Guarch,
J.M. et. al. 1992). [85]
Guabancex constituye la materialización de un gran temor de los antiguos
habitantes de Cuba a los huracanes, el fenómeno climatológico espectacular que
cada año azota varias veces el archipiélago de las Antillas. Es una deidad de
las fuerzas incontroladas de la naturaleza, antepasado mítico de los aruacos.
[86]
Fig. 27. Petroglifos No.1 de la Solapa de la Rana
A todo lo anterior habría que sumar la presencia de grafías que significan
o
representan el numen aborigen Corocote. [87]
En el período de desarrollo de la sociedad en que se encontraban estas
comunidades, y de acuerdo con la incipiente estratificación social que poseían,
solo al cacique, se le permitía poseer más de una mujer. Tal prerrogativa era
aprovechada por los beneficiados que, en ocasiones, llegaban a juntar hasta
veinte de ellas. [88]
Fig. 28. Petroglifos No. 1 de la Solapa de Bagá |
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Debe tenerse en cuenta que en el petroglifo No. 2 de la Cueva del Jagüey,
sobre el dibujo de Guabancex y debajo de los tres círculos, se localiza un
rostro que, como ya expresamos, tiene forma acorazonada. [89]
Con la siguiente cita de Arrom, J. (1990) vamos a intentar explicar el
significado del rostro en particular y el petroglifo en su conjunto: "los enemigos de Guamorete quemaron la casa en que estaba dicho cemí
Corocote. Dicen que entonces este se levantó y se marchó de aquel lugar, a
distancia..., junto a unas aguas. Y dicen además que en la cabeza le nacieron
dos coronas." [90]
Quisiéramos hacer notar, como primer argumento, que lo corazonado del rostro,
puede estar indicando la presencia de las dos coronas de Corocote. [91]
En segundo lugar, el hecho de que este glifo se halle en una estalagmita
cercana a la cual se localizan unos gours, distantes escasamente pocos metros
de la misma, puede representar una alegoría de las aguas adonde logró escapar
cuando quemaron la casa; y funcionar además como un signo topográfico que
indica o señala la presencia de agua. [92]
Fig. 29 Petroglifos No. 1 de la Solapa de Pozo Azul |
|
Otro señalamiento lo constituye la particularidad que asiste a la
representación de Corocote; mientras que todas las demás figuras antropomorfas
están ejecutadas de forma circular, elipsoidal o rectangular, es privativo de
esta deidad el exhibir dos coronas. [93[
De la regularidad de la mayoría de las representaciones, se desprende que los
rostros acorazonados no significaban una de las opciones para denotar caras en
el sentido genérico. El rostro en forma de corazón, y la probable conexión de
esta, con las míticas coronas de Corocote alumbran sobre dos elementos: uno,
el rostro acorazonado constituía la representación de la deidad específica, y
dos, este numen es muy probable que fuese Corocote. [94]
Estos aspectos nos llevan a considerar que la imagen ante la cual estamos
presentes es la del dios de la reproducción y la vida, Corocote. [95]
La tradición mitológica se puede apreciar en los siguientes párrafos de Guarch,
J. M. et. al. (1992):
...deidad de muchos amos, padre de muchos hijos, marido de muchas mujeres,
Carocote habitaba en lo alto del caney del cacique Guamorote. Y de allí bajaba
cada noche y yacía con las mujeres en sus hamacas. Los enemigos de Guamorote
atacaron su casa y la quemaron; el ídolo escapó del fuego, y fue a esconderse
a una laguna cercana. A la muerte de Guamorote, el Padre de Muchos Hijos pasó
por las manos de muchos caciques, los que lo reverenciaron, siguiendo con su
costumbre de hacer el amor con las mujeres de las aldeas en donde habitaba.
Con el tiempo a Corocote le salieron dos coronas; cuando a partir de entonces
en un recién nacido los aruacos advertían dos marcas anulares en el cráneo,
afirmaban que se trataba de un hijo de Corocote. Se le representa a Corocote en ídolos con los genitales, desde luego
masculinos, muy acentuados. Y también con un tocado con dos prominencias
laterales, a modo de coronas. En otras oportunidades, se le identifica como
ídolos fálicos. Corocote es un antepasado mítico, que engendra el amor carnal.
Las proclividades eróticas de este numen lo hacen un exacto representante de
la vitalidad sexual y generador de una abundante descendencia. [96]
Sobre los ejecutores
Desde hace muchos años el área de objeto de estudio y sus alrededores se ha
considerado como una zona típica del Agroalfarero de las Antillas (Tabio, E.;
Rey, 1966; Guarch, J.M. 1978; Dacal.; Riveri, M., 1986; Tabio, E. 1991). Ahora
bien, hasta hace muy poco ninguna de las estaciones que en este trabajo se
consideran pertenecientes al Estilo Patana había aportado elementos
artefactuales o funerarios al espectro arqueológico de la región, por lo que
la presencia de grupos aborígenes en ellas era solo inferida de las
manifestaciones de arte rupestre que aparecen en su interior. Sin embargo, en
septiembre de 1990 una expedición espeleológica a la Caverna de la Patana dio
cuenta del hallazgo de un sitio funerario en galerías de la Cueva de los
Bichos (Jaimez, E. et. al. 1991; Gutiérrez, D. 1991a) el que entre otros
elementos permitió demostrar años después en el lugar que la Cueva de Mylodon
descrita por Harrington, M. R. (1935) no es sinó una galería de la Cueva de
los Bichos (Torres, D. et. al. 1992). [97]
En esta galería Harrington logró encontrar un sitio funerario que describe de
la siguiente forma:
puso de manifiesto una capa de tierra oscura de un espesor que varía entre
12 y 19 pulgadas, conteniendo muchos cascos de barro, carapachos de tortuga,
especies de pescado y otros vestigios reveladores de una ocupación india y
próximo al muro este, cubierto por un montón de piedras mezcladas con alguna
tierra, encontramos el esqueleto de un hombre viejo, descansando sobre el
costado izquierdo, con las rodillas levantadas y la cabeza hacia el sur-este.
La mayor parte del cráneo y muchos otros huesos, incluyendo los pies; no
pudimos hallarlos; la quijada inferior estaba dislocada y colocada cerca de
las rodillas...debajo de la pendiente rocosa, por el lado, encontramos las costillas,
espinazo y huesos de los brazos de un niño de unos tres años de edad, como a
siete pulgadas de la superficie, faltando el cráneo, caderas y piernas. [98]
De todo lo anterior se deduce que hasta el momento actual para las estaciones
pertenecientes al Estilo Patana han sido reportados sólo dos sitios con
evidencias materiales de los indocubanos, estos son dos sitios funerarios: el
primero reportado por Harrington M. R. para la que el nombró Cueva de Mylodon
(que hoy sabemos que no es tal cueva sino una galería de la Cueva de los
Bichos) y el segundo, el reportado por Jaimez, E. et. al. (1991), también en
la Cueva de los Bichos. [99]
Foto No. 2. Reconstrucción ideal de la entrada de un grupo neoindio por Punta
de Maisí
(Reconstrucción de J. Martínez) |
|
Durante los trabajos iniciales en este sitio No. 2 fueron exhumados gran parte
de las osamentas de por lo menos dos individuos adultos, masculinos y un
probable adulto femenino, (Torres, D. et. al. 1992) además de algunos
artefactos de concha y una abundante colección de fragmentos de cerámios, al
parecer parte de la ofrenda funeraria; la colección de cerámios estuvo
compuesta por 166 fragmentos, de los cuales 71 eran fragmentos decorados, 83
no decorados y 12 fragmentos de burén (Gutiérrez, D. 1991a). El estudio de
este material arrojó un ajuar de composición homogénea pero con
características personales que en un inicio hicieron difícil su filiación
estilística, pues algunas asas así como el pulido en el exterior de las
vasijas eran elementos que hacían pensar en la influencia de rasgos Carrier (Castellanos
Nilecta com. Pers.): aún así, el material colectado demostró que lejos de
recordar un clan Chicoide se podía definir como ceramios Meillac, con algunos
cambios en sus modos conceptuales. Al respecto es bueno recordar lo planteado
por Guarch, J. M. (1978) al referirce a las influencias Meillac y Carrier en
la cerámica neoindia de Cuba oriental: [100]
Foto No. 3. Sitio Funerario No. 1 de la Cueva de los Bichos (Foto de M.
Harrington) |
|
"Las diferencias que observan de sitio a sitio, como sí cada uno de ellos
tuvieran sus propias características, en una gradación creciente o decreciente
de elementos Meillac o Carrier." [101]
Esta situación se puede apreciar en los ajuares cerámicos de varios sitios
cercanos a las estaciones del Estilo Patana, entre los que se puede citar los
sitios de Laguna de Limones, Pueblo Viejo, San Lucas, María Teresa I y María
Teresa II. [102]
De estos sitios los más cercanos en semejanza, de acuerdo con los modos
conceptuales de la cerámica, encontrada en ellos y el grado de influencia
Carrier, se puede decir que son sitios María Teresa I y II, pero estos no
cuentan hasta el momento actual, con fechados absolutos para los elementos
obtenidos en los mismos, lo cual no nos permite un análisis cronológico por
similitud. [103]
De lo anterior puede concluirse que la presencia de un ajuar cerámico
Meillacoide; el encontrarse ubicadas todas las localidades o estaciones en un
área con una alta frecuencia de poblaciones neolíticas y, sobre todo, el hecho
de haberse logrado la identificación de numerosos diseños ideográficos del
estilo con deidades y personajes del panteón mitológico aruaco común a Cuba y
a las restantes Antillas, tronco lingüístico del que sin lugar a dudas
formaron parte los neoindios cubanos, no permiten asumir como ejecutores del
arte rupestre que se ha sintetizado en el Estilo Patana a los aborígenes
conocidos como Neoindios o Agroalfareros tempranos; en definitiva estos pueden
definirse como miembros del tronco aruaco con una economía productora y una
organización social gentilicia. [104]
Por otra parte, como han señalado otros investigadores, estas comunidades
neoindias estaban en condiciones de poseer y desarrollar un estilo ideográfico
complejo pues su desarrollo económico; caracterizado por actividades
fundamentales como la recolección, la pesca, la captura, la caza, la alfarería,
la confección textil y la agricultura, además de la domesticación de roedores
y la conservación de peces en cautiverio; permitió la complejización de la
superestructura, lo cual permitió a su vez una interpretación más compleja y
exacta de la realidad, la que por supuesto se reflejó en su ideología y
expresión ideográfica, pues mitología, religión y arte se funden en un todo
junto a la capacidad productiva de estos grupos humanos. [105]
Sobre la cronología
En las estaciones perteneciente al Estilo Patana no se ha logrado obtener un
fechado que permita asumir una cronología absoluta, por lo que cualquier
intento de ubicación en el tiempo de estas y su arte rupestre tiene que ser
considerado como una cronología relativa inferida de elementos arqueológicos
materiales que han sido analizados del punto de vista estilístico y de sitios
cercanos con arqueolíticos similares a los encontrados en localidades
pertenecientes al estilo y a los cuales sí se les ha realizado fechados
absolutos. [106]
De acuerdo con los fechados radiocarbónicos del neolítico obtenidos para Cuba,
se puede determinar que esta etapa se desarrolló entre el 820 DNE (1120 +- 160
a. AP), según el fechado más antiguo para esta etapa obtenido en el residuario
del Paraíso, Guamá, Santiago de Cuba (Pino, M. 1995) y el 1785 DNE (165 +- 60
a. AP), obtenido para el residuario de Aguas Gordas, Banes, Holguin (Pino, M.
1995). Con esta cronología de 965 años, o sea más de nueve siglos y medio de
presencia neolítica en nuestro país, se hace preciso definir la cronología del
estilo con más precisión, por lo que nos remitimos a los fechados absolutos
obtenidos para sitios cercanos y similares materialmente a nuestras estaciones
rupestres. [107]
Foto No. 4. Reconstrucción Ideal del Modo de Vida de un Grupo Neoindio
(Reconstrucción de J. Martínez) |
|
Muy cerca de nuestras estaciones y dentro del área de estudio se encuentra un
residuario arqueológico conocido como Laguna de Limones, el cual presenta un
fechado radiocarbónico del 1310 DNE (640 +- 120 a. AP). Además, como se vio
con anterioridad, en este residuario se ha obtenido un material cerámico con
similitudes al encontrado en la Cueva de los Bichos (Gutiérrez, D. 1991a),
aunque en Laguna de Limones la influencia Carrier es mucho más notable que en
la Cueva de los Bichos, por lo que nos parece que no sería muy arriesgado
considerar como cronología tentativa para el estilo y la falta de un fechado
absoluto, el período comprendido entre el 1000 DNE (fecha inicial) y el 1400
DNE (fecha terminal), lo que se ajusta a la cronología relativa obtenida para
la cerámica colectada en la estación tipo, y la que como ya dijimos antes es
estilísticamente similar a la del sitio Laguna de Limones, para el cual sí
existe un fechado radiocarbónico. A lo anterior se le puede sumar el hecho de
que en 1983 el arqueólogo Juan José Ortíz excavo y estudio el sitio conocido
como Bois Neuf en la costa central-oeste de la Española (Haití), describiendo
dos asentamientos correspondientes a los estilos cerámicos Meillac y Carrier y
obteniendo por métodos de termoluminiscencia y radiocarbono (C-14) fechados
absolutos que para el sitio Meillac fueron del 1430, 1450 y 1500 DNE y del
1375 DNE para el sitio Carrier (Chantatte, L. 1986). También hay que
considerar el hecho de que en el sitio Mc Kay en la isla bahamense de Crooked
han aparecido estos cerámicos de tradiciones Meillacoide y Chicoide, donde
además se han obtenido radiocarbónicos (C-14) del 1240 +- 65 DNE, 1260 +- 75
CNE y el 1740 +- 80 DNE (Nuñez, A. 1997). Finalmente diremos que en Cuba se
han obtenido fechados radiocarbónicos para un sitio Meillacoide (Damajayabo)
del orden del 830 DNE, lo cual es muy similar a los fechados obtenidos en
sitios Meillacoides de República Dominicana (Veloz Magiolo, M. et. al. 1981 y
Guyana (Fontain, N; Ulloa Hung, J. 1996), por lo que considerando que el
poblamiento neolítico de Cuba se puede enmarcar de forma general entre el 500
DNE y el 1511 DNE, momento en que se produce el proceso de colonización,
nuestra propuesta de período para el estilo es perfectamente admisible. [108]
Sobre los diseños contaminantes
Durante el estudio del Arte Rupestre de la región de Punta de Maisí, quedó
demostrada la posibilidad de encontrar diseños ideográficos en las localidades
homólogas al Estilo Patana que no se ajusten a la caracterización del estilo y
que podrían corresponder a otros momentos ocupacionales del sitio, por grupos
o poblaciones diferentes; homólogos culturalmente o no. [109]
Lo anterior quiere significar que en nuestra concepción estilística el hecho
de que una estación se incluya dentro de un estilo determinado no significa
que todos los diseños rupestres que en ella aparezcan sean necesariamente
parte del estilo en cuestión; las gráficas que no puedan ser incluidas dentro
del estilo por diferencias sustanciales con el conjunto de caracterización
aislado para el mismo, pero que se encuentren en algunas de las estaciones a
él asignadas es, lo que hemos llamado o definido como diseños contaminantes.
[110]
Para el Estilo Patana se conoce como contaminante sólo un mural pictográfico
de rayas verticales negras, realizado mediante la aplicación directa del
carbón a la pared, y que se encuentra sobre la pared estructural. Dicho mural
tiene unas dimensiones generales que se corresponden con una altura de 0.75 m
y una longitud de 2.25 m, su altura con respecto al nivel del piso de la
cavidad es de unos 2.05 m en su porción más alta y de 1.73 m en la más baja.
[111]
Esta pictografía fue ejecutada por la técnica del carboncillo y esta
constituida por dos hileras de segmentos de rectas paralelos y perpendiculares
al piso de la galería; la superficie tiene 2.25 m de longitud y sus trazos una
altura promedio de 0.24 m. por su parte, la línea inferior tiene 0.58 m de
largo y las marcas 0.14 m de alto, como promedio, pero en algunos casos
incluso solo alcanza los 0.03 m. En la fila que ocupa el primer nivel se ven
los dibujos divididos en secciones de 6, 19, 4 y 38, mientras que en el
segundo solo aparecen 19 trazos (González, J. Fernández, R. 1994). El diseño
fue ejecutado en un área de oscuridad de la cueva, casi en la misma entrada de
la entrada térmica de la localidad (Gutiérrez, D. 1991a). [112]
Fig. 30. Pictografía de rayas verticales y paralelas realizada por la
aplicación directa
del carbón a la pared, considerada como diseño contaminante. |
|
Sobre posibles comparaciones
Ahora desarrollaremos un comentario sobre las posibles estaciones del arte
rupestre antillano que podrían después de un estudio detallado ser vinculadas
con el Estilo Patana, sí sus modos de procedimientos y conceptuales se
correspondieran; pero en el estado actual del conocimiento que tenemos de
ellas, sólo nos es posible compararlas morfológicamente. [113]
En Cuba, después de revisar numerosas bibliografías, podrían ser estudiadas a
fin de definir su pertenencia o no al Estilo Patana, las estaciones conocidas
como Cueva Ceremonial No. 2 y Cueva de la Amistad Cubano – Húngara, ambas
ubicadas en Cabo Cruz, Provincia Granma (Nuñez, A. s/a) así como las cuevas de
Waldo Mesa y del Jobo abiertas en el Municipio de Bane, Provincia de Holguín (Nuñez,
A. 1975). [114]
Por su parte, en otras islas de las Antillas parece haber también algunas
localidades en que por la morfología de sus diseños, estudios futuros podrían
determinar su correspondencia o no con el Estilo Patana. Entre estas se pueden
citar la Cueva de Paredoncito (Morban, F. 1970) las cuevas de los Palos, de la
Trituradora y la de Robinson Garó (Morban, F. 1994), todas localizadas en la
República Dominicana, en la vecina isla de la Española; por su parte en la
República de Haití, también en la isla de la Española; se puede citar la
estación de Camp Cok. [115]
Foto No. 5. Petroglifos de la Cueva Ceremonial No. 2 de Cabo Cruz (Foto de A.
Núñez Jiménez) |
|
En la isla de Jamaica también parece haber estaciones con un arte rupestre muy
similar al del Estilo Patana, como es el caso de Got’s River Cave (Morales, O.
1952). [116]
Foto No. 6. Petroglifos de la Cueva de la Amistad Cubano – Húngara de Cabo
Cruz
(Foto de A. Nuñez Jiménez |
|
En la isla de Puerto Rico parece existir una localidad con petroglifos
semejantes a los del Estilo Patana, es el caso de la Cueva de la Rocha (Nuñez,
J. 1997). [117]
También en la Bahamas existe una localidad conocida como Cueva de Hartford en
Rum Cay que presenta un arte rupestre muy similar al definido para el Estilo
Patana (Nuñez, A.1997). [118]
Finalmente queremos llamar la atención sobre la localidad conocida como Solapa
de las Caritas ubicada en la hermana República Dominicana, La Española, donde,
además de las similitudes morfológicas entre los diseños de esta localidad y
los del Estilo Patana, hemos encontrado una importante característica común
entre las estaciones y es su posición en el contexto cultural y natural del
área, pues la Solapa de las Caritas se encuentra ubicada muy cerca del Río
Chacuey y a menos de 700 m del monumento térreo y plaza ceremonial indígena de
Chacuey (Robiou, S. 1992), cuyos monolitos muestran interesantes ídolos
grabados. Situación similar presentan algunas de las estaciones pertenecientes
al Estilo Patana, las cuales se encuentran muy cercanas del Río Maya y
relativamente cercanas a los monumentos indígenas de Laguna de Limones y
Pueblo Viejo (Guarch, J.M.: 1978). [119]
Fig. 31. Petroglifo de la Plaza Ceremonial de Chacuey, República Dominicana |
|
Foto No. 7. Petroglifo de la Cueva del Paredoncito, Santo Domingo, La Española
(Foto F. Morban) |
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Foto No. 8. Petroglifo de la Cueva de la Trituradora, Santo Domingo, La
Española (Foto F. Morban) |
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Foto No. 9. Petroglifo de la Cueva de la Trituradora, Santo Domingo, La
Española
(Foto F. Morban) |
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Foto No. 10. Petroglifo de la Cueva de Robinson Garó, Santo Domingo, La
Española
(Foto F. Morban) |
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Foto No. 11. Petroglifos de Got’s River Cave, Jamaica (Foto O. Morales) |
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Foto No. 12. Petroglifos de Got’s River Cave, Jamaica (Foto O. Morales) |
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Foto No. 13. Petroglifos de Got’s River Cave, Jamaica (Foto O. Morales) |
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Foto No. 14. Petroglifos de Camp Cok, Haití (Foto O. Morales) |
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Sobre el origin, la formación y la dispersión
El análisis sobre el origen, la formación, y la dispersión del estilo, así
como el análisis de otras estaciones comparables, las cuales vimos con
anterioridad nos permite inferir que es muy probable que el Estilo Patana o
sus formas iniciales hayan entrado a Cuba alrededor del 1000 DNE procedente de
otras islas de las Antillas Mayores y aunque hemos aceptado la posibilidad de
encontrar estaciones en otras Antillas, que se corresponda con el estilo, a
nuestro juicio es mucho más probable que, al llegar las formas primarias desde
las islas de las Antillas Mayores más cercanas a Cuba (La Española, Jamaica y
Puerto Rico), o Bahamas, estas se combinaran con caracteres locales de formas
y medios ya establecidos, los que, junto a las influencias y necesidades que
provocó un nuevo medio, trajeron por resultado el desarrollo de un conjunto de
características en la producción del arte rupestre de este grupo, que hoy
sintetizamos bajo el concepto de Estilo Patana, y que solo posee semejanzas
morfológicas con algunas estaciones de la Española, Jamaica, Puerto Rico y
Bahamas. Así mismo, es posible que la dispección del estilo se haya realizado
en Cuba hacia el oeste y el noroeste junto con el desplazamiento de estos
grupos aborígenes, lo que parecen demostrar algunas estaciones del arte
rupestre en Cabo Cruz, Provincia Granma y de Banes, Provincia Holguín. Sin
embargo, también pensamos que dicha expansión lo contaminó, sufriendo las
influencias de nuevos conceptos y criterios locales de los grupos asentados
con anterioridad en estas áreas, por lo que las estaciones de Cabo Cruz y
otras con similitudes morfológicas que se pueden encontrar al oeste y noroeste
de la región oriental de Cuba podrían ser estaciones representativas de un
período de transición hacia nuevos estilos que hoy están todavía por estudiar
y definir. [120]
Fig. 32. Comparación entre el Petroglifo No. 2 de la Cueva del Jagüey y uno
semejante de la Española |
|
DEFINICIÓN DEL ESTILO PATANA
El estilo rupestrológico que hemos definido como Estilo Patana representa un
momento en la evolución y desarrollo del criterio estético de los grupos
neolíticos de Cuba; en la solución de problemas ideográficos que se podría
enmarcar dentro del período comprendido entre el 1000 DNE y el 1400 DNE;
caracterizándose por la utilización del petroglifo como modo de expresión
gráfica que fueron realizados por medio de la talla por percusión y abrasión,
usando para ello raspadores, cuchillos de sílex, hachas y buriles,
instrumentos típicos de estos grupos de economía productora. Una de las
características principales del sitio son sus funciones mágicas y religiosas
dentro del grupo ejecutante, con las que se garantizaba el amparo y la
facilidad para sus labores diarias de subsistencia, así como otros usos
topográficos, propiciatorio y anecdótico como indicadores de los sitios para
el abastecimiento de agua, importanticimo elemento para la subsistencia del
grupo y sumamente escaso en el área de distribución del estilo. Esta puede
situarse en el extremo más oriental de Cuba, entre la cuenca de los ríos
Yumurí y Caleta al oeste y la Punta de Quemados al este, territorio en el que
se localizan las seis estaciones que conforman el estilo. [121]
Es muy probable que el Estilo Patana
o sus formas iniciales hayan entrado a
Cuba alrededor del 1000 DNE procedentes de otras islas de las Antillas Mayores
y al llegar las formas primarias, estas se combinaran con caracteres locales
de formas y medios ya establecidos, lo que, junto a las influencias y
necesidades que provocó un nuevo medio, trajeron por resultado el desarrollo
de un conjunto de características en la producción del arte rupestre de este
grupo, que hoy sintetizamos bajo el concepto de Estilo Patana. [122]
Fig. 33. Origen y Dispersión del Estilo Patana por las Grandes Antillas |
|
Foto No. 15. Petroglifo No.1 de la
Cueva de Jagüey, Punta de Maisí, Cuba (Foto A. Nuñez, Jiménez) |
|
Finalmente diremos que el Estilo Patana se caracterizó por una morfología
donde los diseños representan en su mayoría formas zoomorfas y antropomorfas,
con una significación totémica – animista, representando en gran medida
deidades y personajes del panteón mitológico aruaco; por lo que los diseños en
general son dinámicamente limitados y conformados por siluetas con rasgos
generalmente faciales que aparecen aislados o combinados en hermosos dibujos,
conjuntos y murales; realizados siempre en zonas iluminadas total o
parcialmente de cuevas, solapas o grutas, constituyendo un importante rasgo el
hecho de que mayormente fueron realizadas sobre formas secundarias o
reconstructivas del medio subterráneo, lo que permitió darle a la mayoría de
los diseños un volumen tridimensional que los acercara morfológicamente a sus
personajes mitológicos. [123]
Tabla No. 2. Resumen del Conjunto de Caracteres aislados para el Estilo
Patana
CARACTERES |
DEFINICIÓN |
Localidad tipo |
Cuevo de los Bichos, Maisí,
Guantánamo |
Localidades Homólogas |
Cueva del Jagüey, Maisí,
Guantánamo |
Solapa de la Careta, Maisí,
Guantánamo |
Solapa de la Rana, Maisí,
Guantánamo |
Solapa del Bagá, Maisí,
Guantánamo |
Solapa de Pozo Azul, Maisí,
Guantánamo |
Técnica de Ejecución |
Percusión |
Abrasión |
Materiales de Ejecución |
Buril |
Pulidores |
Hachas Petaloides |
Cuchillos de Silex |
Asignación de Espacios |
Zona Umbral de Cuevas o
Solapas |
Zona Subumbral de Cuevas o
Solapas |
Sustrato de
Realización |
Depósitos Secundarios |
Dinámica |
Limitada |
Categoria |
Mixta |
Morfologia |
Estilizada de Silueta con
Rasgos |
Función |
Mágica |
Religiosa |
Uso |
Propiciatorio |
Anecdótico |
Topográfico |
Significación |
Totémica - Animista |
Ejecutores |
Neoíndios o Agroalfareros |
Cronología |
1000 DNE y el 1400 DNE |
Contaminantes |
Pictogramas negros al carbón
y lineales ( abstractos) |
Comparaciones |
Cueva Ceremonial No. 2, Cabo
Cruz, Cuba |
Cueva de la Amistad
Cubano-Húngara, Cabo Cruz, Cuba |
Cueva de Waldo Mesa, Banes,
Holguín, cuba |
Cueva del Jobo, banes,
Holguín, Cuba |
Cueva del Paredoncito, Rep.
Dominicana |
Cueva de los Palos, Rep.
Dominicana |
Cueva de la Trituradora,
Rep. Dominicana |
Cueva de Robinson Garó, Rep.
Dominicana |
Solapa de las Caritas, Rep.
Dominicana |
Solapa de las Caritas, Rep.
Dominicana |
Got's River Cave, Jamaica |
Camp Cok, Haití |
Particularmente pensamos que nuestra teoría aporta sólidos argumentos
arqueológicos y documentales que tienden a despejar la incertidumbre en que se
encontraba el concepto de estilo en el arte rupestre cubano y quizás antillano,
sin que hayamos recurrido a presupuestos filosóficos no científicos como la
desgastada posición de asumir términos estilísticos (naturalismo) para un arte
autóctono y bien caracterizado como el arte rupestre americano. [124]
Esperamos entonces que en algún momento no muy lejano podamos sentarnos a
discutir con altura profesional, las diferencias conceptuales que puedan
surgir de la aplicación de nuestro modelo teórico de estilo y buscar una sola
vertiente teórica que permita el consenso y aplicación general por parte de
los investigadores antillanos. [125]
Entre tanto el lector podrá concluir de nuestro trabajo cuales conceptos
expuestos poseen base digna de confianza y cuáles no. [126]
Foto No. 16. Petroglifo No. 4 de
la Cueva de los Bichos (Foto A. Nuñez Jiménez) |
|
CONCLUSIONES
■ Se define el
término estilo como una unidad básica de síntesis con la que se designa o
agrupan un conjunto de caracteres ideográficos aislados en una estación tipo o
cabecera y en estaciones homólogas, caracteres que reflejen la totalidad de
las costrumbres referentes a la producción de arte rupestre poseídas por un
pueblo o grupo durante un período de su historia. [127]
■ Queda
demostrada la presencia de un estilo ideográfico en el área de Punta de Maisí,
Provincia de Guantánamo, Cuba, al cual definimos como Estilo Patana, siendo su
localidad o estación tipo la Cueva de los Bichos de la Caverna de la Patana.
[128]
■ Quedan
incluidas como estaciones homólogas a la estación tipo y, pertenecientes al
Estilo Patana, la Solapa de la Rana, Solapa de la Careta, Solapa del Bagá,
Solapa de Polo Azul y Cueva del Jagüey, todas abiertas entre la primera y la
cuarta terrazas marinas emergidas de Punta de Maisí, Guantánamo, Cuba. [129]
■ El Estilo
Patana se caracteriza porque los diseños ideográficos a él afiliados son
petroglifos realizados por la técnica combinada de percusión y abrasión, para
lo que utilizaron buriles, hachas, cuchillos de sílex y pulidores. Todos los
petroglifos pertenecientes al estilo se han ejecutado en las áreas umbrales y
subumbrales de las solapas y cueva donde se encuentran, así mismo una de sus
características con mayor regularidad es el hecho de que todos los petroglifos
pertenecientes a este estilo se ejecutaron en depósitos secundarios (clástico
o reconstructivo) pero nunca en la pared o techo estructural de las estaciones.
[130]
■ Desde el
punto de vista morfológico y de desarrollo el estilo se caracteriza por una
dinámica limitada que no deja segmentos libres, ni inconclusos con un
movimiento de ejecución hacia adentro que demuestra un universo definido.
Desde el punto de vista de la categoría es mixta pues en él se desarrollaron
como soluciones a los problemas funcionales a resolver tanto diseños de
conjuntos como dibujos o murales, realizados todos por el concepto morfológico
de ideogramas de siluetas estilizados y con rasgos. [131]
■
Funcionalmente, el Estilo Patana queda definido como un conjunto de diseños
ideográficos donde la norma de ejecución o función fue mágica y religiosa.
Magia simpática y de contagio, con exactitud una magia homeopática o imitativa.
Por su parte, el uso continuo por la comunidad ejecutante se puede definir
como un uso propiciatorio, anecdótico y/o topográfico, mientras que los
diseños en su abrumadora mayoría tienen un significado Totémico Animista.
[132]
■ Se establece
que el Estilo Patana o sus formas primarias pudieron llegar a Cuba procedentes
de las vecinas islas de La Española, Jamaica, Puerto Rico y Bahamas, por las
oleadas neolíticas aruacas y que se desarrollaron en el área de Punta de Maisí,
entre el 1000 DNE y el 1400 DNE. [133]
■ En las
localidades pertenecientes al Estilo Patana es posible encontrar diseños
ideográficos no pertenecientes al estilo, sobre todo pictografías realizadas
mediante técnica de pintar al carbón líneas paralelas, y que muy probablemente
fueron realizadas por grupos o pueblos que ocuparon estos recintos
subterráneos en otros períodos de su historia geológica. [134]
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Received: 18 September 2005
Reviews completed: 13 October 2005
Edited: 20 February 2006
Published: 20 June 2006
Authors
Divaldo Gutiérrez Calvache Grupo Espeleologico Pedro A. Borras,
Rasco Fernández Ortega and Jose González
are
Grupo Espeleológico Fernando Ortíz
Sociedad Espeleológica de Cuba
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Calvache, Divaldo Gutiérrez. (2006).
Estilo Patana: Propuesta Para un
Nuevo Estilo Ideografico en el Extrmemo Mas Oriental de Cuba.
By
Divaldo Gutiérrez Calvache, Rasco Fernández Ortega and Jose
González Tendero.
KACIKE: The Journal of Caribbean Amerindian History and Anthropology
[On-line Journal]. Available at:
http://www.kacike.org/Calvache.html [Date of access: Day, Month, Year].
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