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Discurso a la Sesión Conjunta.  Foto por Karen Ballard de la Casa Blanca.
El Presidente Bush delinea sus prioridades de financiamiento durante su discurso a la Sesión Conjunta del Congreso.

 

Modernizar y Reformar la Seguridad Social

In English

"Vamos a cumplir con la promesa del Seguro Social e impedir que el gobierno asalte el superávit del Seguro Social. Y para proteger el sistema contra las amenazas a largo plazo, constituiré una comisión Presidencial para reformar la Seguridad Social y ponerla en tierra financiera firme".

Presidente George W. Bush

Durante 65 años, la Seguridad Social ha brindado seguridad para la jubilación de decenas de millones de estadounidenses. Através de los años, cuatro generaciones de estadounidenses contaron con que el gobierno cumpliera con las promesas que les hizo durante sus años laborales. A medida que cambian las características demográficas de la población y aumentan los costos, el reto que enfrentamos es asegurar que el sistema de Seguro Social se afiance para bien de los jubilados del futuro.

La Necesidad de Reformar
El curso de gastos del Seguro Social es insostenible a largo plazo, lo cual es dictado en gran parte por las tendencias demográficas.

Para comenzar, los ciclos de vida más largos equivalen a más pagos de beneficios. En 1940, durante los primeros años del programa, a los 65 años, la expectativa de vida era de 12 años adicionales para los hombres y 13 años para las mujeres. Se calcula que en el 2075, a los 65, la expectativa de vida sea de 20 años adicionales para los hombres y 23 para las mujeres. Como resultado, las personas están pasando una mayor porción de sus vidas en jubilación. Aunque, claramente, una expectativa de vida más larga es de desear, también equivale a años adicionales de pago de beneficios, y un tremendo aumento a largo plazo en las obligaciones del gobierno.

Además, una declinación a largo plazo en la tasa de fertilidad significa que habrá menos trabajadores disponibles para mantener a cada jubilado una vez que la generación del auge de la natalidad o baby boom comience a retirarse. Como resultado de la declinante tasa de natalidad y creciente expectativa de vida, se proyecta que la relación entre los trabajadores y los beneficiarios del Seguro Social se reduzca de 5.1 en 1960 a 3.4 actualmente y a 2.1 en 2030. Estas tendencias demográficas pondrán presión sobre nuestra capacidad de realizar pagos de beneficios bajo las tasas actuales de impuestos sobre la nómina.

El sistema de Seguridad Social enfrenta una obligación no financiada a largo plazo de $8.7 billones. Además, la estructura de la Seguridad Social resulta en disparidades generacionales sustanciales en cuanto a la tasa de la rentabilidad promedio. (Véase el Cuadro 4-1.)
Cuadro 4-1. Las Tasas de Rentabilidad del Seguro Social Bajan con Cada Generación

Viejas Soluciones y una Nueva Estrategia
Sin una nueva manera de pensar sobre las reformas al Seguro Social, pronto se presentarán dos antiguas alternativas. Podemos reducir aún más las restituciones futuras del Seguro Social a los jubilados por medio de recortes en beneficios o aumentos de impuestos. O podemos dejar de actuar ¯ y la inacción simplemente equivaldría a dejar que nuestros hijos y nietos enfrenten el problema en vez de hacerlo nosotros por ellos, ahora.

Hay una mejor manera de tratar tanto la crisis financiera a largo plazo como las disparidades generacionales. Permitir que las personas retengan parte de sus impuestos sobre la nómina en cuentas personales de retiro para mantener su propia seguridad tras la jubilación puede reducir la necesidad de un desembolso gubernamental en rápido aumento. Se crean así oportunidades para que los jóvenes trabajadores gocen de los frutos de tasas de rentabilidad más altas en los mercados de capital privado.

Principios para la Reforma
La modernización no debe modificar los beneficios existentes de los jubilados actuales o los de aquellos a punto de jubilarse, y debe retener los componentes de discapacidad y de sobrevivientes. Se debe cumplir con las promesas hechas a los retirados actuales.

El superávit del Seguro Social debe ser resguardado únicamente para el Seguro Social. Durante 30 años, los superávits del Seguro Social han sido utilizados para ocultar aumentos en los desembolsos para programas que no están relacionados al Seguro Social. Los superávits en los Fondos en Fideicomiso del Seguro Social ascenderán a $2.6 billones durante los próximos diez años. Estos superávits serán reservados para la reforma del Seguro Social y utilizados para reducir la deuda pública hasta que se implemente la reforma al Seguro Social.

No se debe aumentar los impuestos sobre la nómina del Seguro Social, como se ha hecho en 20 ocasiones desde el inicio del programa en 1937.

El propio gobierno no debe invertir fondos del Seguro Social en la economía privada.

Una reforma al Seguro Social que contiende con tanto la deuda a largo plazo no financiada y las disparidades generacionales debe basarse sobre un núcleo de cuentas personales de retiro voluntarias controladas individualmente que acrecentarán la red de seguridad del Seguro Social.

Los Beneficios de las Cuentas Personales de Retiro
Las cuentas personales de retiro, las cuales serían voluntarias, harían posible que las personas acumulen riqueza y seguridad financiera de una manera que el sistema actual de Seguro Social no lo hace. Las cuentas personales invertidas en mercados financieros privados seguros, pueden obtener mayores tasas que el sistema tradicional y ayudar a que los trabajadores incrementen sus ahorros y su libertad de retirarse. La posesión de activos financieros reales sin el riesgo político de los cambios futuros significaría que los estadounidenses que trabajan tendrían más seguridad para acumular ellos mismos sus activos para el retiro, y legárselos a sus hijos.

Una cartera balanceada de acciones y bonos puede rendir una tasa de rentabilidad real de casi 5.5 por ciento a largo plazo. Incluso una cartera de bonos del gobierno con ajustes inflacionarios rinde una tasa de rentabilidad real de 3.0 por ciento. Ambas son inversiones significativamente mejores que aquellas implícitas en el sistema de Seguro Social, el cual a fin de cuentas podría resultar en una tasa de rentabilidad negativa en el caso de muchos trabajadores jóvenes.

Esta tasa de rendimiento más alta resultante de inversiones individuales controladas en mercados de deuda y capital privado, es la clave del éxito de las cuentas personales. Este diferencial de dos a cuatro puntos porcentuales, tras la capitalización de intereses a través de los años, equivale a mayor seguridad para el retiro que bajo la ley actual.

El reto fiscal a largo plazo que enfrenta el sistema de Seguro Social, y las disparidades generacionales inherentes a ese sistema propulsan la necesidad de reformas. Istas son significativamente más fáciles de implementar si se hacen con la debida anticipación, para que las personas y las familias tengan tiempo para modificar sus planes de retiro, y para que los cambios puedan ser introducidos en etapas, con el tiempo. La reforma basada en cuentas personales presenta una nueva oportunidad grandiosa de hacer posible que las personas acumulen riqueza y seguridad financiera al mismo tiempo que reduce los problemas paralelos de desequilibrio fiscal y disparidad generacional.

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