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LA CASA
DEL BUEN FUTBOL
Cuando
los sueños se convierten
en realidad, cuando los torbellinos
que
se forman en las gradas, gracias
al grito del hincha que alienta,
emotiva y hace ganar al equipo
y que llegan hasta el infinito
y se
desparraman queriendo abrazar
el universo, donde se habla y
se comenta
de la Liga Deportiva Universitaria,
en un templo faraónico
se vive
momentos de pasión y alegría
por las victorias, o de un compungido
llanto por las derrotas
El
estadio de Liga Deportiva Universitaria,
obra de un visionario que
por ropa tiene la bandera blanca,
porque a ella se abrazó
desde niño,
porque su juventud tejió
ilusiones viéndola flamear
en cualquier
estadio, y porque en su mayoría
de edad, comprobó que su
existencia
tiene mucho que ver por el amor
que le dedicó a su equipo.
Rodrigo
Paz fue el protagonista que marchó
al frente de un equipo de
soñadores, que le dieron
carta blanca a un país,
que metido en el tercer
mundo no podía hacer obras
majestuosas, pero que mostró
que la pasión si
sabe fabricar milagros.
La
Casa Blanca, La Maravilla de Ponceano,
o simplemente, El Estadio de
Liga Deportiva Universitaria,
es el depositario de la confianza
y la fe
del hincha, en La Bordadora, en
el Equipo Albo, en definitiva
en L.D.U.
Quien
no grita o canta, en pocos segundos
recibe esa vibración desde
el
cemento le empuja hacia la gloria,
que le enseña y educa sus
cuerdas
vocales, para que en una simple
exhibición de sentimientos,
diga como le
quiere a la Liga.
Un
estadio que cuelga, como en las
casas del viejo Quito lo hacían
los vecinos de antaño sus
mejores galas para secarlas con
el sol, digo, que exhibe sus banderas,
esos trofeos que son portavoces
que cantaron loas y hasta sirvieron
para enjugar un poco llanto en
alguna derrota, que el fútbol
ofrece a sus amantes feligreses,
que por comunión reciben
el simbólico abrazo de
los cracks que muestran sus bondades
en el terciopelo verde.
El
estadio de Liga Deportiva Universitaria,
no es un simple estadio, es el
templo albo, es una de las diez
obras que el siglo 20 vio erguirse
campeón, porque la pasión
universitaria tenía que
tener un palco donde el fútbol
se convierta en una sinfonía
para cantarle a la gloria.
Un
estadio para Liga Deportiva Universitaria,
un estadio para bendecirle al
fútbol.
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