For Immediate Release
Office of the Press Secretary
6 de junio de 2005
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE AL INICIARSE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS
Greater Fort Lauderdale/Broward County Convention Center
Fort Lauderdale, Florida
11:50 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Muchísimas gracias a todos. Bienvenidos a los Estados
Unidos. Gracias por invitarme. Señora Secretaria, gracias por su servicio;
gracias por su amistad, gracias por su corta presentación. (Risas.)
Embajador Maisto, miembros del Congreso de los Estados Unidos, --cuatro de
ellos, a propósito, de la delegación de Florida nos acompañan hoy, y
agradezco que hayan venido. Secretario General Insulza, gracias y
felicitaciones. Gracias por pasar por la Oficina Oval el otro día para
presentarme un informe. Subsecretario general, gracias, señor. Es un gusto
volver a verlo. Distinguidos visitantes e invitados. Es un honor para m
estar aquí en esta reunión de la Organización de Estados Americanos.
Los vínculos que unen a América son particularmente intensos aquí en
Florida. Es decir, si uno pasa un tiempo en este estado, descubrirá que
personas de todo nuestro hemisferio viven aquí. Este estado se ha
beneficiado porque inmigrantes de todo el hemisferio se han instalado aquí.
Lo he vivido en carne propia. Conozco muy bien al gobernador del estado.
(Risas.) Ayuda a mantenerme al tanto de lo que sucede en este estado.
¿Saben? Nuestros vínculos se manifiestan de maneras diferentes.
Posiblemente lo sepan, pero mi hermano tuvo la suerte de casarse con una
mujer fabulosa de México; la primera dama de Florida nació en México. Un
senador federal de Florida, Mel Martínez, nació en Cuba. No, los vínculos
en nuestro hemisferio entre los Estados Unidos y nuestro hemisferio son
particularmente estrechos en Florida. Es el lugar perfecto para celebrar la
reunión. Gracias por escoger Florida.
Al ver a los distinguidos ministros extranjeros, noto que tenemos mucho en
común. Somos los hijos del Nuevo Mundo, fundado como imperio y plasmado con
la independencia. A nuestros pueblos los une la historia y la geografía. Y
Estados Unidos comparte un compromiso de forjar un América que vive con
libertad, comercia con libertad y se hace más prospera.
Nos reunimos en un gran momento de la historia, en que la libertad está en
marcha en todo el mundo. Durante el año y medio pasado -pónganse a pensar-
hemos sido testigos de la Revolución Rosa en Georgia, la Revolución
Anaranjada en Ucrania, la Revolución Púrpura en Iraq, la Revolución de
Tulipanes en Kirgistán, la Revolución del Cedro en el Líbano. y esto es
apenas el comienzo. En toda Asia Central, la esperanza aumenta la
perspectiva de cambios, y habrá cambios. En todo el Medio Oriente, vemos
que surge una nueva generación que anhela la libertad, y la alcanzará.
Este amor por la libertad tiene una larga trayectoria en nuestro
hemisferio. Poco después de que Estados Unidos obtuviese su independencia
de Gran Bretaña, patriotas de toda América fueron inspirados a adoptar una
postura. Uno de ellos fue un argentino llamado José de San Martín. Durante
la lucha por la independencia de España, el general declaró, "En el último
rincón de la tierra en que me halle estaré pronto a sacrificar mi
existencia por la libertad".
El sueño de libertad de San Martín ha sido adoptado en la Organización de
Estados Americanos. La carta de este organismo hace insta a América a que
cumpla con su "misión histórica de ofrecer al hombre una tierra de libertad
y un ámbito favorable para el desarrollo de su personalidad y la
realización de sus justas aspiraciones". Esa misión obtuvo un sentido claro
en la Carta Democrática Interamericana, que declaró que "los pueblos de
América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de
promoverla y defenderla". Y ahora, lo que alguna vez era un sueño remoto
está a nuestro alcance: una América totalmente libre y democrática, y en
paz entre nosotros y con nuestros vecinos.
En la nueva América del siglo XXI, la democracia es ahora la norma, en vez
de la excepción. Piensen en los cambios que hemos visto durante el
transcurso de nuestras vidas. En 1974, la última vez que la Asamblea
General de la OEA se reunió en los Estados Unidos, menos de la mitad de sus
miembros tenían gobiernos elegidos democráticamente. Actualmente, todos los
34 países que participan en esta Asamblea General tienen gobiernos
democráticos y constitucionales. Sólo un país en este hemisferio está al
margen de esta sociedad de naciones democráticas, y algún día, la ola de la
libertad alcanzará también las orillas de Cuba. (Aplausos.) El gran
patriota cubano José Martí lo expresó de mejor manera: La libertad no es
negociable.
Los espectaculares logros a favor de la democracia de los que hemos sido
testigos en nuestro hemisferio no deben darse por sentados. Los cambios
democráticos y las elecciones libres son sucesos estimulantes. Pero sabemos
por experiencia propia que pueden ser seguidos por momentos de
incertidumbre. Cuando los pueblos lo arriesgan todo por votar, es posible
crear grandes expectativas de que sus vidas mejorarán inmediatamente, pero
la historia nos enseña que el camino a una sociedad libre y próspera es
largo y no siempre es fácil. Cada nación debe seguir su propio curso, según
su propia historia. Pero las democracias antiguas e jóvenes de América
comparten un interés común de mostrarle a cada ciudadano de nuestro
hemisferio que la libertad resulta no sólo en la paz, sino en una vida
mejor para sí mismo y para su familia.
En la nueva América del siglo XXI, ofrecerles una vida mejor a nuestros
pueblos requiere escoger entre dos visiones en competencia. Una ofrece una
visión de esperanza: se basa en un gobierno representativo, la integración
a los mercados mundiales y la fe en el poder transformador de la libertad
en las vidas individuales. La otra procura dar marcha atrás en el progreso
democrático de las ultimas dos décadas al alentar el temor, poner vecinos
en contra de vecinos y echarles la culpa a otros por los fracasos propios
al tratar de atender las necesidades de sus pueblos. Las decisiones que
tomemos determinarán cuál visión definirá a la América que hereden nuestros
hijos: debemos tomar decisiones difíciles hoy para garantizar un mañana
mejor.
Para darles a nuestros hijos un futuro mejor, nuestros ciudadanos deben ver
que la democracia resulte en más que promesas. Necesitan ver en sus vidas
cotidianas que sus arduos esfuerzos son recompensados. Necesitan ver que en
una sociedad democrática, las personas pueden caminar por la calle con
seguridad, la corrupción se castiga, y la ley protege a todos los
ciudadanos por igual. Y cuando los ciudadanos de América vean que esa
oportunidad y movilidad social son reales, sabrán que en una sociedad libre
y democrática, el único limite en cuanto a lo que pueden alcanzar es la
magnitud de sus sueños.
Estados Unidos considera que tiene una obligación de ayudar a forjar un
futuro mejor para todos los ciudadanos. Al trabajar con nuestros aliados en
la región, mi gobierno ha ayudado a los líderes del hemisferio a cumplir
con nuestra meta de prestar atención a 600,000 personas con el VIH en toda
la región. En el 2002, Estados Unidos estableció la Cuenta de Desafio del
Milenio (Millennium Challenge Account) para ayudar a las naciones pobres y
para revolucionar el concepto de la ayuda para el desarrollo. La estrategia
de mi gobierno se basa en la sensata noción de que la ayuda para el
desarrollo surte más efecto en los países que dan prueba de su compromiso a
gobernar con justicia, de invertir en sus ciudadanos y de abrir sus
economías. Con este programa, se destinará la ayuda a aquéllos que
produzcan resultados a favor de sus pueblos.
La próxima semana, Honduras se convertirá en el segundo país en firmar un
pacto del Millennium Challenge para un programa de $215 millones que
ayudará a los agricultores hondureños a cultivar cosechas mejores, además
de dinero para construir carreteras que les abrirán mercados en toda la
región y el mundo.
Para promover el desarrollo económico en América, el gobierno de los
Estados Unidos otorga préstamos y subsidios por más de $5,000 millones a la
región por medio del Banco de Exportaciones e Importaciones, la Overseas
Private Investment Corporation y la Agencia para el Comercio y el
Desarrollo. Para prepararse para la Cumbre de las Américas posteriormente
este año en Argentina, mi gobierno buscará maneras nuevas para lubricar los
verdaderos motores de la esperanza en América: sus pequeñas empresas y
negocios y empresarios privados. Cuando las personas en toda América vean
que sus vidas mejoran y sus oportunidades son más abundantes, su fe en la
democracia aumentar y nuestro hemisferio estará más seguro.
En la nueva América del siglo XXI, una de las maneras más seguras de crear
verdaderas oportunidades para todos nuestros ciudadanos es al abrirle las
puertas al intercambio comercial. Mi gobierno va en pos de esta meta en
todos los niveles: en el nivel mundial por medio de la Ronda de Doha de la
Organización Mundial del Comercio, en el nivel regional por medio del Área
de Libre Comercio de las Américas, y en el nivel bilateral con los acuerdos
de libre comercio con países individuales como Chile y México y Canadá. Y
el Congreso de los Estados Unidos actualmente considera el Tratado de Libre
Comercio con Centroamérica y la Republica Dominicana, que ofrece una
oportunidad histórica de llevar la prosperidad a los ciudadanos de nuestro
hemisferio que no han gozado de ella.
Para las democracias jóvenes de Centroamérica, CAFTA resultaría en nuevas
inversiones, y eso significa trabajos nuevos y estándares laborales más
altos para los trabajadores. En estas naciones, los ciudadanos más ricos ya
tienen acceso a bienes y servicios producidos en el extranjero. Al reducir
los aranceles a bienes de los Estados Unidos, todos los consumidores en
estos países tendrán bienes mejores a precios más bajos. Estos precios más
bajos también les dará a los negocios y agricultores de Centroamérica
acceso menos costoso a maquinaria y equipos de los Estados Unidos, lo que
los hará más competitivos y contribuirá a que sus economías crezcan. Al
llevar crecimiento económico a Centroamérica, CAFTA contribuirá a que surja
una clase media dinámica. Y eso hace que alcancemos. nos lleva un paso más
cerca a nuestro objetivo, el objetivo de América en que las oportunidades
en San José de Costa Rica son tan reales como las son en San José,
California.
Para los agricultores y negocios y trabajadores de los Estados Unidos,
CAFTA aumentaría las oportunidades al crear condiciones más equitativas
para nuestros bienes y servicios. Conforme a las normas existentes, la
mayoría de las exportaciones de Centroamérica ya ingresan a los Estados
Unidos libres de impuestos, pero las exportaciones desde los Estados Unidos
aún enfrentan aranceles elevados. Al aprobar CAFTA, Estados Unidos abriría
un mercado de 44 millones de consumidores para nuestros agricultores y
pequeños empresarios. CAFTA reemplazará un sistema que a menudo es
arbitrario por uno que es justo y transparente y se basa en normas comunes.
Para el Hemisferio Occidental, CAFTA continuaría promoviendo la estabilidad
y seguridad que conlleva la libertad. Es menos probable que una América
unida por el comercio esté dividida por el resentimiento y las ideologías
falsas. Una América en que todos los pueblos son prósperos será más
pacifica. Y una América cuyos países han reducido las barreras al comercio
entre nosotros será una región más competitiva en una economía mundial.
CAFTA es más que un acuerdo comercial. Es una muestra del compromiso de los
Estados Unidos a la democracia y la prosperidad de nuestros vecinos, e
insto al Congreso de los Estados Unidos a que lo apruebe. (Aplauso.)
En los últimos cincuenta años, las naciones de América han superado
desafíos enormes: el colonialismo y el comunismo y las dictaduras
militares. Al iniciarse este nuevo siglo, estas divisiones han sido dejadas
atrás, y ahora tenemos a nuestro alcance la posibilidad de eliminar la
pobreza de nuestro hemisferio. En esta sala aún representamos muchos países
diferentes con culturas diferentes e idiomas diferentes, pero hoy podemos
decir con orgullo que hablamos el idioma común de la libertad. Y al hacer
reales los beneficios de la libertad en nuestro hemisferio, ofreceremos un
gran ejemplo para todo el mundo. Gracias por dejarme venir. Que Dios los
bendiga, que Dios los bendiga a todos. (Aplauso.)
END 12:03 P.M. EDT
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