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Isabel II (1810-1904)

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Reinado Fernando VII 

Francisco de Goya 

Isabel II. Óleo de Federico Madrazo

Nació en Madrid el 10 de agosto de 1830 y murió en París el 9 de abril de 1904.
Hija de
María Cristina de Borbón, princesa de las Dos Sicilias y de Fernando VII, a la muerte de su padre fue designada heredera al trono de España por la Pragmática Sanción de 1830 .
Fue designada Princesa de Asturias el 20 de junio de 1833, proclamada
Reina de España desde el 24 de octubre de 1833 hasta el 30 de septiembre de 1868.
La sucesión del trono en la princesa Isabel provocó el estallido de la primera Guerra Carlista, conflicto en el que se dirimió la supervivencia del absolutismo (representado por el hijo de Carlos IV, el
Infante Carlos María Isidro) o el triunfo de la monarquía constitucional.

Los liberales apoyaron los derechos de Isabel, ya que veían en su persona la posibilidad de una evolución constitucional de la monarquía española.

La sangrienta contienda, después de más de seis años, tras el Acuerdo de Vergara, concluyó con la consolidación de Isabel II en el trono español.

Las cartas de Isabel II que se conservan en la Academia de la Historia de Madrid, dan muestra de una escasa cualidad intelectual, de su poco discernimiento y de su simpleza de espíritu. Tanto Isabel como su hermana María Fernanda recibieron una nefasta educación, en gran medida debido al descuido de su madre María Cristina.

La vida de Isabel II puede dividirse en dos períodos: el primer período hasta 1868, fecha de su derrocamiento por la Revolución de septiembre; y la segunda época en el exilio, hasta su muerte en París el 9 de abril de 1904.

Casi sesenta gobiernos se sucedieron velozmente en el poder. Pueden distinguirse distintos períodos según la tendencia política que presidiera el gobierno:
              §
  Regencias (1833 - 1843)
              §
  Década Moderada (1843 - 1854)
              §
  Bienio Progresista (1854 - 1856)
              §
  Gobierno de la Unión Liberal (1856 - 1868)

El último gobierno del reinado de Isabel II, estuvo presidido por el ultraconservador González Bravo, representando la reacción autoritaria que desencadenó la Revolución de 1868 y la crisis final de la monarquía.

El período de las Regencias (1833 - 1843): La reina María Cristina ocupó la Regencia entre (1833 - 1840). Al principio, María Cristina llamó al liberal Espartero para presidir el Gobierno, al frente del cual estuvo durante tres años. De forma progresiva, María Cristina se desvinculó de las tareas de Estado, hasta que en septiembre de 1840 abdicó la Regencia, presionada por la coyuntura política.

Durante este período:

 

; Se publicó el Estatuto Real de 1834
;
En 1836 se efectuó la desarmotización de los bienes del clero por obra de Juan Álvarez Mendizábal
;
Se promulgó la Constitución progresista de 1837
;
En 1839 terminó la Guerra Carlista con el Acuerdo o el Abrazo de Vergara

  La regencia de María Cristina, última esposa de Fernando VII se prolongó durante los años (1833-1840). En este período se inició el tránsito político desde el absolutismo al liberalismo, afrontando los movimientos contrarrevolucionarios que se oponían al proceso.

El movimiento más importante de todos fue 'El Carlismo', defendido con las armas durante los gobiernos de Francisco Cea Bermúdez, Francisco de Paula Martínez de la Rosa, José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia 'Conde de Toreno', Juan Álvarez Mendizábal, Francisco Javier Istúriz, y José María Calatrava.
Empezaba así el primer conflicto civil: La Primera Guerra Carlista.

Francisco Cea Bermúdez llegó a presidir el Gobierno el 29 de septiembre de 1833. En su mandato acontecieron reformas muy importantes, como la creación del Ministerio de Fomento y la nueva división provincial.

La división provincial de España fue la actuación más trascendente de este período. Realizada en 1833 por Francisco Javier de Burgos, Ministro de Fomento. Esta reforma creó un hecho geográfico de considerable importancia, hasta el hecho de mantenerse prácticamente en el actual mapa autonómico español.
En el proyecto de Francisco Javier de Burgos subyace la idea de las provincias como estructuras territoriales, que no políticas o históricas. El diseño provincial, siendo principalmente funcional, era el reflejo de la política uniformadora liberal, en contra de todo fuero o privilegio que atentase contra el principio de igualdad de todos los ciudadanos.

El gobierno de Cea Bermúdez estuvo dirigido a captar con su política de reformas administrativas el apoyo de los liberales, la única fuerza capaz de consolidar el trono de
Isabel II frente a las pretensiones del carlismo.

Por otra parte, Cea Bermúdez postergó conscientemente las reformas políticas, que eran en definitiva las que debían propiciar el cambio de régimen.
Este comportamiento inmovilista suscitó la protesta de los liberales, muy influyentes en los medios urbanos, que presionaron a la Reina Gobernadora para que le destituyese.
Con el cese de Cea Bermúdez, se produjo el nombramiento de Francisco Martínez de la Rosa, que había sido jefe de Gobierno moderado durante el Trienio Liberal (1820-1823).

Francisco de Paula Martínez de la Rosa fue nombrado jefe del gobierno el 15 de enero de 1834, reservándose el Ministerio de Estado. Su mandato se caracterizó por ser muy cauto a la hora de evaluar el alcance de las reformas liberales que era posible hacer, buena muestra de ello es el otorgamiento del llamado 'Estatuto Real de 1834'. Éste aunque representa un avance considerable sobre el absolutismo, negaba todavía a las Cortes la capacidad de legislación plena.

El Estatuto Real de 1834 es una mezcla de Carta Otorgada y de convocatoria a Cortes.
Como Carta Otorgada significa que los derechos o libertades eran concedidos por "Gracia Real", negando al mismo tiempo el principio de Soberanía Nacional. En este sentido, fue inevitable su rechazo por los liberales y, en consecuencia, también la política moderada de Martínez de la Rosa.

José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia 'Conde de Toreno' fue designado jefe del Gobierno el 7 de junio de 1835. Durante su mandato el descontento en las ciudades iba en aumento, acelerado por el regreso de los exiliados que avivaban el sentimiento de rechazo.
Agitadores profesionales se dedicaron a difundir el rumor de que los frailes habían envenenado el agua de Madrid. La difusión de aquella patraña provocó la quema indiscriminada de varios conventos y la matanza de frailes a manos de milicianos progresistas.

La propagación de la ola incendiaria de conventos y el incendio de la fábrica de la Bonaplata, pionera en el desarrollo industrial de España, aceleró que la Reina terminara por cesar al Conde de Toreno, reemplazado por Juan Álvarez Mendizábal el 14 de septiembre de 1835.

Juan Álvarez Mendizábal fue nombrado jefe del gobierno el 14 septiembre de 1835, reservándose el Ministerio de Hacienda, al ser llamado por la regente María Cristina de Borbón para que formara un gobierno progresista.

En 1836 inició desde el gobierno la tarea por la cual es más conocido: 'La desamortización de los bienes eclesiásticos'. La medida fue impulsada para aliviar la asfixia de las finanzas públicas que, aunque venia siendo crónica desde hacía varías décadas, se incrementaba por causa de los enormes gastos que producía la Primera Guerra Carlista.

La desamortización era prácticamente inevitable por varias cuestiones:
   §
Por ser una necesidad perentoria para evitar el triunfo del carlismo y el retorno al absolutismo de la década anterior. Para ello se hacia necesario armar eficazmente al ejército liberal, que se enfrentaba, no siempre con éxito, al acaso de las guerrillas carlistas.
   §
Por ser una buena ocasión de castigar a la Iglesia, por el apoyo que gran parte de ella prestaba al carlismo, sobre todo frailes y bajo clero.
   §
Porque la desamortización trataba de crear una base social de apoyo a la monarquía liberal, en este caso, los propietarios de la tierra que eran los beneficiarios directos y absolutos de la venta de los bienes eclesiásticos.

Las consecuencias de la desamortización fueron muy negativas, pues aunque se pudo paliar momentáneamente la difícil situación de la Hacienda Pública, causó graves daños a los campesinos despojados de las tierras de la Iglesia, que venían cultivando desde hacía siglos, quedando reducidos en muchos casos a la miseria.
Como las tierras subastas, a pesar del descenso de su precio marcado por la ley de la oferta y la demanda, sólo podían ser compradas por las grandes fortunas, la desamortización contribuyó a incrementar el tamaño y el número de los latifundios.

Francisco Javier Istúriz el 15 de mayo de 1836 se hizo cargo de la presidencia del Gobierno, representando una tendencia más derechista, 'los moderados', en la que empezó a configurarse el liberalismo.

En pocos meses se inició una práctica que sería habitual en todo el siglo XIX, consistente en que cualquiera de las opciones políticas se atribuía en realidad el monopolio del poder político, de tal modo que en las elecciones imponía un resultado por completo favorable a ella misma.
Así sucedió en este caso, cuando una mayoría de procuradores estuvo en desacuerdo con el gobierno de Istúriz, éste disolvió las Cortes, cambió la Ley Electoral (por primera vez las elecciones fueron directas, sin escalones sucesivos en ayuntamientos y provincias) y consiguió la victoria.

Los miembros del sector más radical del liberalismo (con el tiempo denominados progresistas) tenían otra forma de actuación al margen de las elecciones, que consistía en sublevarse y crear Juntas Provinciales y Locales.

La tensión política, unida al constante peligro carlista y a los rumores de que se iba a solicitar una intervención francesa para el mantenimiento del orden, concluyó en agosto de 1836 con el 'Pronunciamiento de los Sargentos de la Granja', que impusieron a la regente un cambio en la dirección política.

María Cristina de Borbón tuvo que aceptar la vuelta a la Constitución de 1812, expresión constitucional del radicalismo político, mientras no fuera aprobada una reforma de la misma.
A la decisión de volver a la Constitución de 1812, se sumo la configuración de un nuevo Gabinete, presidido por José María Calatrava, que supuso una rendición de la experiencia de Mendizábal.

José María Calatrava fue el jefe del nuevo gabinete ministerial del 14 de agosto de 1836, ratificando en buena medida la continuidad de la obra de Mendizábal, además de designarle como Ministro de Hacienda.

Durante la presidencia de Calatrava se volvió a poner en marcha la legislación social, en especial la relativa a la liquidación del régimen señorial. Durante esta época:
   ;
Se aprobó una Ley de Prensa e Imprenta
   ;
Se amplió la Milicia Nacional
   ;
Se culminó la desamortización de los bienes de la Iglesia (desamortización de Mendizábal)
   ;
La supresión de los Diezmos
   ;
La promulgación de la Constitución de 1837

La tarea más importante de las Cortes, había de ser la adaptación de la Constitución de 1812 a las nuevas circunstancias. Sin embargo, no hubo tan solo una reforma, sino que se trabajó en la elaboración de una nueva Constitución, la de 1837, que era un intento de superar el texto constitucional de 1812 y el Estatuto Real de 1834, que habían resultado de una aplicación incierta.
El nuevo texto constitucional de 1837 fue elaborado en una primera redacción por una Comisión presidida por
Agustín Argüelles, quien había desempeñado ya un importante papel en la Constitución de 1812.  

El texto constitucional de 1837 se caracterizó por su brevedad, con 13 títulos y 77 artículos, aún haciendo mención en su preámbulo a la Soberanía Nacional, tiene como rasgo diferencial el contemplar una cierta Soberanía Compartida entre el Rey y las Cortes, puesto que en ella se dice que el poder legislativo corresponde a las Cortes con el rey. Además el rey puede disolver las cámaras provocando así una nueva convocatoria electoral. Así la monarquía queda configurada como un auténtico poder moderador.
En definitiva, la Constitución de 1837 constituye un prototipo de texto fundamental basado en la Monarquía Constitucional como eje del sistema político.

Otra característica de la Constitución de 1837 es la definición de las dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado.
La Constitución hace alusión a la Milicia Nacional, contiene una Declaración de Derechos, entre los que se cita la libertad de prensa, y hace una declaración menos taxativa de la confesionalidad, pues además de no declarar al catolicismo como una religión verdadera, no prohibe la existencia legal de otras religiones.
En cuanto a las colonias, como ya se habían independizado la mayor parte de ellas, la Constitución se refiere a ellas de un modo distinto a la igualdad, diciendo que lo que quedaba del antiguo imperio español en América sería regido por 'leyes especiales', lo que implicaba la falta de igualdad entre españoles y americanos, contribuyendo a hacer posible la explotación colonial.

0 A partir de la Constitución de 1837, puede decirse que empezaron a surgir los partidos políticos, aunque respondiendo a un modelo que nada tiene que ver con los partidos políticos modernos. Además de no existir disciplina parlamentaria, muy a menudo los partidos eran sustituidos por afinidades personales, al margen de que desde este momento la intervención de los militares en la vida política tomó una importancia decisiva en el relevo de los gobiernos.

Cuando España comenzó a regirse por la Constitución de 1837, el protagonismo de los militares se percibía claramente.
Una vez promulgada la Constitución, José María Calatrava apenas pudo permanecer en la presidencia del gobierno dos meses más, mientras la guerra carlista se aproximaba a Madrid, amenazando desde Segovia que ya había sido ocupada.
En este momento hubo un intento de golpe de Estado Militar que fue frustrado por la intervención en contra del general
Baldomero Espartero, que a partir de entonces se convertiría en un personaje de primera importancia. Según escribía Antonio Alcalá Galiano, "El influjo de Espartero en todos los negocios del Estado empezaba a ser preponderante". Lo sería todavía más cuando consiguió terminar con la Primera Guerra Carlista a partir del 'Convenio de Vergara'.
La figura de Espartero se convirtió en un rival en potencia de la propia regente María Cristina de Borbón, al ofrecer su imagen pública una característica de popularidad y de identificación con el liberalismo popular.

La evolución de la política siguió una creciente tendencia hacia el sector de derechas del liberalismo, es decir, hacia el moderantismo. Esta evolución se produjo a través de una sucesión de Gabinetes Ministeriales: Eusebio Bardají Azara (18-8-1837), Narciso de Heredia 'Conde de Ofalia' (16-12-1837) y Bernandino Fernández de Velasco 'Duque de Frías' (6-9-1838).

El gobierno moderado que alcanzó un perfil más claro fue el de Evaristo Pérez de Castro, jefe del Gabinete Ministerial desde el 9 de diciembre de 1938, con dos remodelaciones de gobierno hasta julio de 1840, reservándose la cartera de Estado.

Evaristo Pérez de Castro restablecía distritos pequeños mediante una 'Ley Electoral', al mismo tiempo que una nueva 'Ley Local' permitía que en los ayuntamientos resultase posible la intervención del poder central. También promulgó una 'Ley de Culto y Clero' que establecía un acuerdo pacífico con Roma, destinado a cicatrizar la herida producida por la desamortización.

El gobierno de Evaristo Pérez de Castro conquistó su correspondiente mayoría parlamentaria sin dificultad, pero las elecciones locales celebradas a finales de 1839 fueron ganadas por los progresistas en gran parte de la geografía peninsular (zona mediterránea, Andalucía y Madrid).
La repuesta del gobierno moderado fue la aprobación en las Cortes de la mencionada 'Ley Local' que permitía la intervención del poder central en los ayuntamientos y restringía el ejercicio del sufragio. La aprobación de esta medida tuvo fuertes protestas en medios urbanos.

& Para los Partidos Moderados, la revolución concluía en la Constitución de 1837, de la que hacían una interpretación restrictiva, como fue el caso de Evaristo Pérez de Castro. En la seguridad de que si se avanzaba más allá, se produciría un desbordamiento popular, o incluso anarquía y violencia.
Para no caer en tales excesos se limitaban los derechos políticos, actuación que se justificaba por razones muy diversas.
Por su parte, Donoso Cortés sacaba a colación la 'soberanía de inteligencia', Alcalá Galiano aseguraba que 'donde estaba el poder físico y moral debía estar también el poder político'.
La diversidad de afirmaciones concluían en una: 'El poder debía estar en unas aristocracias legítimas', que ya no eran exclusivamente las jerarquías del antiguo régimen, sino también la burguesía y la alta clase media.
De acuerdo con esta sensibilidad política, los moderados defendían algunas cuestiones puntuales:

   
Ÿ Limitar el sufragio
   
Ÿ Contraponer los poderes locales a una intervención del poder central
   
Ÿ Limitar la libertad de imprenta, determinando los delitos en esta materia por los tribunales
      ordinarios

 

& El Partido Progresista tiene sus antecedentes más obvios en los llamados "exaltados del trienio constitucional", aspectos muy característicos de la sensibilidad progresista fueron, la insistencia en la Soberanía Nacional y la defensa y promoción de la Milicia Nacional, concretando su programa en algunas cuestiones básicas:
   Ÿ Manteniendo un sufragio censatario, tendían a hacerlo cada vez más amplio
   Ÿ Mayor grado de autonomía a los poderes locales
   Ÿ Ampliaban la libertad de imprenta

 

& Las distintas posiciones explica el enfrentamiento entre estas dos tendencias del liberalismo, y entre las personas que pronto se identificaron con ellas, concretamente con el problema de los poderes locales, surgió un enfrentamiento ente la regente María Cristina de Borbón y el general Espartero.

María Cristina de Borbón se convirtió en el primer acicate del moderantismo. Por su parte, el general Espartero, cuya condición de árbitro de la situación política era cada vez más evidente, empezó a inclinarse hacia ideas progresistas.

María Cristina esperando encontrar apoyo en su burguesía moderada se trasladó a Barcelona en junio de 1840. El ayuntamiento de la capital catalana se encontraba en manos de progresistas que se apoyaban en las clases populares.
En las cercanías de Barcelona, se celebró una entrevista entre María Cristina y Espartero, la regente, a cambio de mantener su programa político y poder nombrar a los ministros, ofreció el poder político a Espartero.
Espartero propuso disolver las Cortes y el veto de la Ley Municipal.

A finales de septiembre de 1840 tuvo lugar el desenlace de una situación de gran tensión. Mientras María Cristina se trasladó a Valencia, donde quedó aislada. El general Espartero consiguió que en los ministerios fueran sustituidos los moderados por personas afines a su persona. Paralelamente, en España surgían Juntas que presionaban en sentido progresista.

Tras un paréntesis de corregencia, María Cristina acabó renunciando a ejercerla y el general Espartero acabó por asumirla.
En octubre de 1840, Espartero hizo un 'Manifiesto', proclamando:

   Ÿ  Que los ayuntamientos no fueran controlados desde el poder central
   Ÿ  La ampliación del sufragio
   Ÿ  Presentando una queja de que sus adversarios hubiesen aceptado 'hipócritamente' la
      Constitución y pretendieran convertir a la futura reina en una "reina de camarillas"
      en lugar de una reina liberal

Después del fracaso de las Juntas (que habían aparecido por gran parte de España) al tratar de formar una 'Junta Central' que las representase como organismo colectivo. El general Espartero llegó al poder rodeado de un extraordinario consenso.

En 1840 María Cristina marchó de España tras su boda con Agustín Fernando Muñoz, Duque de Riánsares, en una especie de exilio entre voluntario o forzado.

La tutela de Isabel II quedó encomendada a Agustín Argüelles, mientras la Regencia quedaba al cargo de Espartero, que mientras estuvo en el poder (1840 - 1843), tuvo que afrontar la oposición de progresistas y moderados.

  Baldomero Espartero se hizo cargo de la Regencia el 16 de septiembre de 1840.
La primera fórmula política que existió después de la emigración de María Cristina Hacía París fue un 'Ministerio Regencia' a cuyo frente se encontraba el propio Espartero.

Las elecciones celebradas a comienzos de 1841 dieron una abrumadora victoria a los progresistas. El 20 de mayo de 1841, Antonio González y González fue designado presidente del gabinete ministerial.

Por otra parte, en los moderados se produce un retraimiento, observando imposible acceder al poder por procedimientos legales y, en consecuencia, se dejaba entrever un camino hacia la conspiración militar.

Desde un primer momento, los gobernantes progresistas se marcaron, como uno de los objetivos fundamentales, que la futura Isabel II adquiriese una educación liberal. Los moderados, en contraposición, defendían que la reina se encontraba secuestrada.

La ex-regente María Cristina dirigió un pronunciamiento en septiembre de 1841. La conspiración era el producto de intereses moderados, apoyados por la oficialidad descontenta por motivos objetivos.
El pronunciamiento en el País Vasco, dirigido por el general Montes de Oca, y el intento en Madrid, a cargo del general Diego de León, llegando incluso a asaltar el Palacio Real, fueron finalmente sofocados.
El fusilamiento de quienes lo intentaron dejo patente el autoritarismo de Espartero.
Por el apoyo prestado en los territorios forales al general Diego de León, se tomaran medidas graves como castigo: el recorte de los fueros vascos y la anulación del régimen foral de Navarra.

A finales de 1841, en el seno del progresismo surgen sectores políticos que declaraban su republicanismo y que obtuvieron un importante número de votos en las elecciones municipales.
En los sectores republicanos aparece un programa de izquierdas con medidas sociales:

   §
Reparto de la tierra desamortizada
   §
Difusión general de la enseñanza
   §
Disminución del presupuesto militar

Sin embargo, el incipiente sector político republicano no supondría un peligro para Espartero hasta que introdujo un arancel libre-cambista. Situación que se agrava cuando los procedimientos autoritarios del regente le enfrentaron con la prensa liberal, progresista en su mayor parte.

El 17 de junio de 1842 se hizo cargo de la presidencia del gobierno don José Ramon Rodil y Galloso 'Marqués de Rodil', reservándose el Ministerio de la Guerra.
El regente, ante la presión inglesa, levantó las barreras aduaneras que protegían a la industria textil catalana de la competencia de los tejidos ingleses (más competitivos en aquella época). Los catalanes consideraron que esta política libre-cambista llevaría a corto plazo la ruina a Cataluña, situación de malestar a la que se sumaba la política centrista de Espartero. La situación desembocó en una insurrección popular que estalló en Barcelona el 13 de noviembre de 1842. El levantamiento popular fue sofocado bombardeando la ciudad, destruyendo casi medio millar de edificios.

Las elecciones de enero de 1843 tuvieron como resultado unas Cortes divididas, en donde los diputados progresistas contrarios a Espartero eran casi el doble de sus adictos.
Por primera vez el regente se vio obligado a ceder el gobierno a un dirigente progresista no dependiente de él.

Joaquín María López se hizo cargo del gabinete ministerial el 9 de mayo de 1843.
El dia 19 del mismo mes se designó como presidente del gobierno a don
Alvaro Gómez Becerra, ocupando Juan Álvarez Mendizábal la cartera de Hacienda.
Ni aun así consiguió Espartero que se evitase un nuevo movimiento de Juntas.

El 23 de julio de 1843, el gabinete ministerial paso de nuevo a manos de Joaquín María López.

Las protestas contra Espartero, a su derecha y a su izquierda, se generalizaron en el verano de 1843, aunque las críticas más enconadas provenían del propio Partido Progresista, dispuesto a defender la Constitución, a la que venían amenazada por la política autoritaria de Espartero.

Espartero consciente de su aislamiento, abandonó España, exiliándose en Londres, junto con Mendizábal. A partir de este momento, con un Partido Progresista dividido, los moderados fortalecieron su oposición hasta llegar al poder.
Se iniciaba la Década Moderada.

La inestabilidad política obligó al gobierno presidido por Joaquín María López, con el apoyo de Narváez y Prim, a adelantar la mayoría de edad de Isabel II.

La Década Moderada (1843 - 1854): En noviembre de 1843 las Cortes declararon mayor de edad a la reina, que poco después tomaba posesión del trono y juraba la Constitución, a los trece años. Uno de sus tutores, su profesor de religión, Rodrigo Valdés, comentó que Isabel comenzaba su reinado 'con esas luces y sin ninguna experiencia'.

El primer año del reinado de Isabel II estuvo marcada por la inestabilidad política.

El progresista Salustiano Olózaga se encargó de la formación del primer gobierno, que duró poco. Las continuas intrigas del conservador Luis González Bravo provocaron la caída del Gobierno de Salustiano Olózaga, forzándole a dimitir y a disolver las Cortes.

El propio Luis González Bravo se ocupó de la formación de un nuevo gobierno. González Bravo impulsó la creación de la Guardia Civil, para organizar la nueva Institución designó al Duque de Ahumada, hombre de confianza del general Ramón María Narváez. 

En mayo de 1844 la reina entregó el poder a los liberales moderados.

Se inició la Década Moderada, durante esta época formaron Gobierno, entre otros, Ramón María Narváez, Joaquín Francisco Pacheco y Gutiérrez Calderón, José de Salamanca y Mayol, Juan Bravo Murillo y José Luis Sartorius.

Durante este período:

 

; Se promulgó la Constitución de 1845 (que se mantuvo en vigor durante la mayor parte del reinado isabelino). El texto constitucional reforzaba la intervención de la corona al hacerla copartícipe, junto con las Cortes, del poder constituyente.
;
Se creó el Senado por designación real
;
Creación del Código Civil
;
Se creó el Código Penal
;
Se crearon los Gobernadores Civiles y Militares
;
Se desarrolló la Reforma de Hacienda, con las disposiciones de Alejandro Mon y Vidal, que frenaron el proceso de desamortización eclesiástica
;
Se desarrolló el Plan Pidal (Pedro José Pidal y Carneado) de Instrucción Pública
;
Ley de la Bolsa de 1846
;
Ley de Sociedades por Acciones de 1848
;
Ley de Constitución de Bancos por Emisión de 1848

Isabel II fue objeto de dos atentados. El primero en 1847, en la calle Alcalá, a manos del abogado y periodista Ángel de la Riva, que fue indultado después de un oscuro proceso. El segundo, en febrero de 1852, cuando el anciano sacerdote Martín Merino atacó a Isabel II con un cuchillo, hiriéndola de levedad, de resultas de lo cual fue ejecutado mediante garrote vil.

Durante la Década Moderada Isabel impidió que formaran gobierno los progresistas. Se alternaron en el poder las dos facciones del partido moderado, "puritanos" y "doctrinarios".

En 1852 Juan Bravo Murillo, jefe del gobierno, intentó endurecer el régimen en un sentido autoritario, pero, al no recibir el apoyo de las Cortes, la reina le retiró su confianza.

Se inició la revolución de las comunicaciones. En 1848 se inauguró la primera línea de ferrocarril entre Barcelona y Mataró. A partir de 1850 se avanzó con rapidez en la construcción de vías férreas. En 1852 se puso en marcha el Servicio Oficial de Telégrafos.

Estos adelantos no fueron acompañados en la modernización del sector industrial. 

En 1846 Isabell II casó con don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz y primo hermano de la reina. El matrimonio se concluyó durante el gobierno de Francisco Javier Istúriz Montero y tras largas conversaciones internacionales en las que no se tuvieran en cuenta las preferencias personales de la reina.

Don Francisco de Asís de Borbón fue impuesto como candidato neutral por las presiones de Francia e Inglaterra, que temían la ascensión al trono de un consorte extranjero que pudiera inclinar el fiel de la balanza de las relaciones internacionales españolas hacia una u otra potencia.

La elección no pudo ser menos afortunada, Don Francisco de Asís era homosexual, hecho que contrastaba con la escandalosa afición de Isabel II por los hombres, con sus once partos.

Desde el inicio de su matrimonio los esposos se profesaron mutuamente una antipatía insalvable que condujo a continuas separaciones. En distintas ocasiones hubieron de mediar entre la real pareja políticos cercanos a la reina, como Narváez, y las instancias eclesiásticas, incluidos el papa Pío IX y el confesor de la reina, el arzobispo Antonio María Claret.

La reina tuvo diversos amantes, entre ellos se encontraban el general Serrano(conocido como 'el general bonito'), el maestro Arrieta, los cantantes de ópera Mirall y Obregón, los cantantes de ópera Mirall y Obregón, el marqués de Bedmar, Miguel Tenorio y el comandante Puig Maltó.

Isabel y Francisco de Asís vivieron casi continuamente separados: el rey prefería el segoviano Palacio de Riofrío a la vecindad de su esposa en el Palacio Real de Madrid.
La ficción de la convivencia conyugal se esfumó definitivamente en el exilio.
En Francia, don Francisco de Asís se instaló en Epinay, donde vivió hasta su muerte en 1902, retirado de la vida pública se dedicó a su afición de los libros y al coleccionismo de obras de arte.

La Década Moderada se vio alterada por algunas crisis económicas que sacudieron especialmente a las clases más modestas. La reacción se concretó en la Segunda Guerra Carlista, más localizada y breve que la primera.

En 1848 comenzaron a producirse en Europa movimientos revolucionarios (Alemania, Austria, Francia, Italia, Polonia, etc.). En Francia, el movimiento revolucionario democrático-burgués se inició en el verano de 1848, llevando al poder a Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón I, quién instauraría inicialmente la República, aunque terminaría proclamándose emperador de los franceses.
En España, la protesta que suscitaba la política de los moderados, fue reprimida con contundencia e indiscriminadamente, lo que precipitó el final de la Década.

Los últimos tiempos del período fueron testigo de la política represiva y ultraconservadora de Juan Bravo Murillo y de la reacción que suscitó.

El intento por parte de Juan Bravo Murillo de establecer un sistema que eliminaba en la práctica la vida parlamentaria fue lo que terminó con la paciencia de la oposición y de los propios moderados, entre otros, José Gutiérrez de la Concha, Ramón María Narváez y Leopoldo O'Donnell.

Después de la caída de Juan Bravo Murillo gobernaron tres gabinetes distintos hasta la revolución de 1854, los gabinetes de Federico Roncali, Francisco Lersundi Hormaechea y Luis José Sartorius.
La derrota parlamentaria del Gobierno en la Cámara Alta precipitó los acontecimientos que llevaron de nuevo al recurso de la fuerza. Estallaba la revolución de 1854, la que daba paso al Bienio progresista y cerraba definitivamente la Década moderada.

El Bienio Progresista (1854 - 1856): Después del proceso revolucionario, Isabel II llamó a los progresistas para formar Gobierno.

La sangrienta represión de los movimientos liberales dio pie al pronunciamiento de Leopoldo O'Donnell en 1854, que vendría a dar un giro decisivo al movimiento que derribó a la Década Moderada.

La revolución de 1854, conocida como 'La Vicalvarada', por haberse iniciado en Vicálvaro, era la repetición de pronunciamientos militares anteriores que se sustentaba en el llamado "Manifiesto de Manzanares".

Su redacción estuvo inspirada por Antonio Cánovas del Castillo, un personaje fundamental en la historia de España, que a partir de 1873 va a protagonizar un hecho fundamental en la historia de España: 'La Restauración'.

Antonio Cánovas del Castillo, ante el temor de que volviera a repetirse la represión del final de la Década moderada, consiguió que la reina Isabel II volviera a llamar a Espartero, viejo general progresista, para hacerse cargo del nuevo Gabinete.

La política del Bienio Progresista se centró en las siguientes actuaciones:

 

; La Ley de Desamortización General de Pascual Madoz, del 5 de mayo de 1855, que reanudaba el proceso desamortizador iniciado anteriormente por Juan Álvarez Mendizábal, aunque ahora se encargaba de los Ayuntamientos, los bienes comunes y de propios.
;
La Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, destinada a dinamizar la economía a través de la creación de un sistema financiero moderno.
;
La Ley General de Ferrocarriles, con el objetivo de acelerar la construcción del tendido ferroviario.
; Se aprobó la Constitución de 1856, aunque jamás llegó a entrar en vigor, por lo que fue conocida como la 'Non Nata'.

Todas estas reformas crearon una etapa de conflictividad social, especialmente en Barcelona. Cuando la protesta se generalizó por Castilla, Isabel II destituyó al general Espartero, nombrando a Leopoldo O'Donnell como jefe del Gobierno.

La decisión no fue suficiente para tranquilizar las masas populares, que se echaron a la calle junto a las milicias para forzar la caída del Gobierno.

La agitación popular fue reprimida con contundencia por el general Serrano, llegando incluso a bombardear el Congreso de los Diputados.

Con el fin de la sublevación popular concluía también el Bienio progresista, iniciándose la última fase del reinado de Isabel II.

La Unión Liberal (1856 - 1868): Es el último período del reinado de Isabel II. Junto con la 'Década de Ramón María Narváez' es el de más larga duración y el de mayor estabilidad política.
Durante este período hubo catorce gobiernos, entre los cuales, Leopoldo O' Donnell y Jornis presidió cuatro gobiernos y Ramón María Narváez presidió tres gobiernos.
La Unión Liberal fue una formación política que se situaba entre moderados y progresistas, y que se había fundado con los sectores menos extremistas de ambos. Sin ideología política especifica, su estrategia se fundamentaba en 'mantener el orden y dinamizar la vida parlamentaria', intentando alejarse de la política personalista del general Espartero y de la política involucionista del moderado Juan Bravo Murillo.

La Unión Liberal era una formación burguesa, con el apoyo de la burguesía y de los terratenientes, condición necesaria para la expansión económica, y que hizo posible la formación de grandes fortunas.
Una de las personas emprendedoras que merece especial mención es:
José María Salamanca Mayol 'Marqués de Salamanca', versión española del 'hombre que se hace a sí mismo'

La Unión Liberal fue inclinándose hacia una ideología conservadora, hasta que la verdadera oposición eran los demócratas y los republicanos, que no tenían cabida dentro del parlamento.
La prosperidad que se generó no pudo evitar la conflictividad interna.

En algunos casos, como en Andalucía, los conflictos se trataban de levantamientos armados.
El levantamiento campesino de Andalucía tuvo su origen en el descontento que produjeron las desamortizaciones de
Pascual Madoz e Ibáñez, añadido al avivado descontento por los impuestos al consumo y el sistema de quintas para los reemplazos al servicio militar.

La desamortización causó un extraordinario daño a la población rural, dando paso a la explotación capitalista de la tierra. La protesta campesina se inició ante la resistencia de cercamiento de las tierras comunales, la situación se radicalizó con la represión de la Guardia Civil, hasta provocar los sucesos de 1861 en Utrera, el Arahal (Sevilla) y la sublevación armada de Loja (Granada).

A esta situación de incertidumbre hay que sumar el desembarco del nuevo pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón y Braganza (Carlos VI) 'Conde de Montemolín' (hijo de Carlos María Isidro), junto con el general Ortega en San Carlos de la Rápita (Tarragona).
Los carlistas con el desembarco intentaron provocar un levantamiento general, aunque la rápida reacción del gobierno lo impidió.
Carlos VI fue obligado a firmar su renuncia al trono a cambio de su puesta en libertad. Cuando hubo traspasado la frontera de España se olvido de su compromiso.

w Durante el período de la Unión Liberal se desarrolló una política exterior de prestigio, estimulando la economía y contribuyendo de forma significativa a la estabilidad política.

° La 'Guerra de África' fue la intervención más importante efectuada en el exterior, y aunque los resultados fueron modestos, el patriotismo fue unánime en toda la nación.
El origen de la guerra comenzó en 1844 con ataques marroquíes a las provincias españolas de Ceuta y Melilla. El conflicto bélico comenzó en 1859 con una declaración de guerra y el desembarco en Ceuta de un considerable ejército.
En 1860, el ejército del general
Joan Prim i Prats venció a los marroquíes en la 'batalla de Castillejos', permitiendo ocupar Tetúan, lo que le valió a Leopoldo O'Donnell el título de 'Duque de Tetúan'.
En abril de 1860 se firmó el 'Tratado de Wad-Ras', significando unas exiguas ventajas para España, logrando la pequeña pesquería de Santa Cruz de la Mar Pequeña (Ifni), la ampliación de posiciones defensivas en Ceuta y una indemnización económica.

° España llevo a cabo tres intervenciones políticas en la América española: México, Santo Domingo y la América andina.
      
; Entre los años (1861-1862), con motivo de la expulsión del embajador español, tuvo lugar una expedición a México. En un momento inicial Francia y Gran Bretaña colaboraron con el ejército español, pero Francia tenía como único proyecto instalar en México un monarca propio para satisfacer los altos vuelos del emperador Napoleón III. La expedición española, a las órdenes del general Joan Prim i Prats, acabó retirándose de la empresa.
      
; En mayo de 1861, la isla de Santo Domingo, la población blanca temerosa de que el vecino Haití pudiera tener pretensiones expansionistas, se reincorporó a la Corona española.
En estos momentos, Estados Unidos, la única nación que podría oponerse se encontraba inmersa en plena guerra civil. La isla de Santo Domingo fue abandonada pronto por dos motivos importantes: Costaba grandes cantidades de dinero a las arcas españolas mantener allí una administración, añadido a que se produjo una sublevación contra la presencia española.

      
; En los años (1863 - 1866) se sucedieron los incidentes y posteriores guerras con Perú, Ecuador y Chile, parece ser que muchas naciones hispanoamericanas vieron un intento de España de recuperar su antigua influencia.
Por razones de puro prestigio nacional, fue enviada una flotilla a estas naciones. Las operaciones contra 'El Callao' y 'Valparaíso' crearon una mala imagen de España entre los países de su antigua estirpe.

° Durante los años (1857 - 1863) se llevó una empresa en Asia, en la Cochinchina, donde habían resultado asesinados unos obispos españoles que actuaban como misioneros.
La expedición que partió desde Manila, sólo logró una pequeña compensación económica por parte de la autoridad indígena (rey Annam).
En la práctica la expedición no hizo otra cosa que servir de acompañante a los intereses de Francia.

Cuando Leopoldo O' Donnell y Jornis abandonó la presidencia del gobierno, comenzaron una serie de gobiernos moderados:
      ù
Manuel Pando Fernández de Pineda 'Marqués de Miraflores' (2 de enero de 1863)
      ù
Lorenzo Arrazola García (17 de enero de 1864)
      ù
Alejandro Mon y Pidal (1 de marzo de 1864)
      ù
Ramón María Narváez 'Duque de Valencia' (16 de septiembre de 1864).
Estos gobiernos moderados diagnosticaron el exceso de apertura como la razón causante de todos los males del régimen y acabaron por volver a la
Constitución de 1845.
En un grupo político importante, la actitud moderada provocó la primera marginación respecto a la monarquía de Isabel II.
Durante el gobierno de
Ramón María Narváez (16-9-64 hasta 21-6-1865), apareció un nuevo tipo de conflicto 'los estudiantes'.
El movimiento estudiantil tenía su origen remoto en la difusión del krausismo en la Universidad, doctrina filosófica de origen alemán que defendía actitudes tolerantes y abiertas frente al dogmatismo de la enseñanza oficial. El detonante final lo provocó
Antonio Alcalá-Galiano, Ministro de Fomento, al prohibir la difusión de cualquier doctrina o idea contraria a la religión católica o a la monarquía hereditaria, disposición que vulneraba la libertad de cátedra.
Contra esta situación protestaron algunos catedráticos como
Nicolás Salmerón y Alonso o Emilio Castelar y Ripoll, futuros presidentes de la República, hasta provocar la expulsión su cátedra de Emilio Castelar y Ripoll y el enfrentamiento armado del 10 de abril de 1865 entre los estudiantes y las fuerzas de orden público en la conocida 'Noche de San Daniel'.
El rector de la Universidad Central, don Juan Manuel Montalbán fue depuesto de su cargo por no cooperar con el inicuo e ilegal expediente contra el
Emilio Castelar y Ripoll, acusado de atacar contra la Monarquía en un artículo irónico que trataba sobre la venta de bienes de la Corona por parte de la reina.
En el Gabinete ministerial celebrado el 11 de abril de 1865,
Antonio Alcalá-Galiano, Ministro de Fomento de Narváez, mantuvo una violenta discusión con Luis González Bravo, Ministro de Gobernación, reprochándole la intervención de la fuerza armada en la Noche de San Daniel, en la que hubo unos cuantos estudiantes muertes y un par de centenares de estudiantes heridos.
Pocas horas después moría
Antonio Alcalá-Galiano víctima de un ataque cerebral.
La 'Noche de San Daniel' fue un acontecimiento importantísimo, por ser el primer movimiento que protagonizan los estudiantes y la primera vez que la Universidad hace acto de presencia como motor de los cambios políticos.

 

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