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Entrevista a Alberto Federico Ravell

“Chávez nos dice tal cual: ‘¿Qué te pasa, Globovisión? ¿Estás nervioso?’”

El reportaje al director del canal de noticias de Venezuela que Chávez quiere cerrar se fue calentando cuando aparecían similitudes con Argentina. “Los mismos chavistas, que están encerrados en sus ranchos, en sus casas, y que no pueden salir de noche por miedo a la inseguridad, cuidan y tienen respeto por su único medio de entretenimiento gratuito, que es la radio, que es la televisión, dentro de la cárcel en que viven”.

Por Jorge Fontevecchia

“Es absurdo, en los únicos tribunales en que no tenemos acusaciones es por violación de menores o droga. Hasta sacaron un clip donde me vuelan la cabeza con un cañón.”

—Globovisión Tele Ayuda informa sobre un número de cuenta del Banco Venezolano de Crédito (01040107110107069739), en la que se pueden hacer donaciones que ayuden pagar todos los juicios que les inicia el chavismo. ¿Cómo surgió esa iniciativa?

—Esta fue una iniciativa del movimiento estudiantil, que abrió una cuenta. A nosotros nos agarraron por sorpresa. Es una especie de protesta masiva silenciosa de millones de venezolanos que han depositado más de tres mil millones de bolívares. Y bueno, hoy (el miércoles) amanece el día con otra noticia mala: es que a Radio Caracas Televisión, el canal que ya está solamente por cable, le aplican una nueva multa, le ratifican una multa de cuatro mil millones de bolívares (N. de la R.: dos millones de dólares).

—¿Existió en el pasado otra situación donde los ciudadanos depositaron dinero para ayudar a un medio, por ejemplo en el caso de Radio Caracas Televisión?

—No, Radio Caracas lo que disparó fue la actuación de los estudiantes, que por primera vez salieron a la calle a protestar. Y el cierre de RCTV fue un costo político, interno y externo, muy alto para el presidente Chávez.

—¿Sabían ustedes que el diario PERFIL hizo hace tres años en Argentina un fideicomiso para luchar contra la discriminación con la publicidad oficial, donde los ciudadanos colocaban dinero para ayudar a un medio?

—No lo sabía. Y mire que yo soy lector de ustedes todos los días. Aquí llevamos recaudados tres millones de bolívares fuertes, que son tres mil millones de bolívares viejos. Es, aproximadamente, un millón y tanto de dólares. Una cifra muy alta. La única condición que les pusimos a los estudiantes es que pusieran un tope a las colaboraciones porque preferíamos muchas colaboraciones a contribuciones fuertes. Yo tengo amigos que querían donar sumas importantes. Yo les decía: “No, yo prefiero que sean tus empleados; que tú recojas en la oficina, y que este dinero sea de muchos venezolanos, y no de pocos”.

—Leí que a la semana de comenzar la recolección de fondos para ayudarlos a pagar una multa y cuando Globovisión fue al Seniat, el organismo tributario (N. de la R.: equivalente a nuestra AFIP) para pagar la multa de alrededor de dos millones de dólares, les informaron que el monto había cambiado y debían pagar casi el doble por un ajuste supuestamente hecho en base al valor de nueva la unidad tributaria. ¿Fue así?

—Es correcto. Al gobierno, yo creo, en una expresión que usamos aquí, le dio en la madre la recolecta. Y entonces, de un día para otro, dijeron que se habían equivocado, y cambiaron la cifra de cinco mil millones a nueve mil. Sin mucha explicación. Y simplemente porque ajustaron el tema tarifario.

—¿Ese cambio obedece a un ajuste por inflación?

—Bueno, éste es un gobierno que no reconoce que hay inflación, pero que va ajustando la unidad tributaria en base a la inflación real. Pero es como si entraras a cenar a un restaurante y pides la comida con los precios que están en el menú, y que cuando te levantas te digan que los precios cambiaron durante el tiempo del almuerzo...

—¿La inflación es un gran problema de Chávez?

—Correcto. Hoy amanece Venezuela con alza de precios. El gobierno está liberando algunos rubros, cosa que no había hecho, y está subiendo otros que son muy sensibles para los venezolanos, como la leche pasteurizada, que hoy amanece con un incremento del 33%.

—El órgano público que regula las telecomunicaciones en Venezuela (Conatel) les abrió la semana pasada un nuevo procedimiento contra Globovisión para aclarar si contribuyó o permitió delitos en sus programas, lo cual podría acarrear su cierre. ¿Cuáles son esos delitos?

—En los únicos tribunales que no tenemos acusaciones es en los de menores, por violación de menores, o por drogas. Pero en el resto se encuentra una acusación contra Globovisión. Y una es que estamos “volviendo loca a la gente”; otra es que anunciamos un temblor sin que el gobierno lo hubiese dicho primero. Otra es que un periodista estuvo en el canal y comparó al presidente Chávez con Mussolini. Cualquier cosa que nosotros digamos, sobre todo en los últimos tiempos, se criminaliza. El gobierno está criminalizando no sólo a los medios: está criminalizando a la oposición. En estas últimas horas han acusado al gobernador de Táchira de colaborar con paramilitares. O sea, es un gobierno todopoderoso, que tiene aviones chinos, helicópteros rusos... ¿Cree que puede permitir que ingresen a Venezuela paramilitares sin ellos saberlo?

—Usted calificó estas acciones de “terrorismo judicial”. En la década del 90, una situación similar sufrió una revista de nuestra editorial, “Noticias”, porque el ex presidente Menem, quien controlaba a la Corte Suprema de Justicia, y su familia nos iniciaron directamente diez juicios, y sus ministros y principales funcionarios, veinte juicios más, lo que prácticamente nos lleva a la quiebra. ¿Este “terrorismo judicial” que Ud. denuncia hoy en Venezuela es inédito o esas prácticas eran previas a Chávez?

—El esquema que ellos tienen planteado es nuevo. Recuerde que el gobierno controla la Asamblea Nacional: el presidente le da órdenes al fiscal general, le da órdenes al presidente del Tribunal Supremo de Justicia, a la defensora del pueblo, por televisión, para que actúen en contra de equis o en contra de zeta. Aquí no hay división de poderes: a cualquier juez que dicte una sentencia en contra de lo que el gobierno cree que es correcto, lo quitan al día siguiente de su cargo y le abren un procedimiento. Aquí hay indefensión, no hay adónde acudir. Y es por eso que los medios se han convertido como en un oasis donde se reciben esas críticas, tanto de gente de oposición como de gente afecta al gobierno. Y es por eso que los medios han jugado un rol político que normalmente no deberían jugar. Es absurdo que los medios en Venezuela, en vez de transmitir noticias, se hayan convertido en la noticia.

—Leí que Conatel acusa a Globovisión de no haber respetado el artículo 171 de la ley orgánica de telecomunicaciones, del año 2000, que establece que un medio puede ser privado de su concesión, textualmente, si utiliza o permite el uso de servicios de telecomunicaciones para los cuales está habilitado como medio para coadyuvar en la comisión de delitos. Y luego, que el delito que le están achacando es que en octubre de 2008 el director de un periódico local dijo en un programa de Globovisión que Chávez iba a terminar como Mussolini, “colgado y con la cabeza para abajo”. ¿Es correcto esto?

—Es correcto. Fue un periodista que estaba siendo entrevistado, era su opinión, y el conductor del programa le llamó la atención. Le dijo: “Mira, no puedes seguir hablando así, porque esto podría considerarse un delito”. La ley dice que cuando se está en vivo hay que actuar diligentemente, para evitar que un entrevistado pueda decir algo incorrecto. Y eso fue lo que hicimos.

—También leí que la consultora jurídica de Conatel dice textualmente que “de determinarse que Globovisión haya coadyuvado o permitido la realización de delitos o de hechos catalogados como punibles, Conatel actuará conforme a la ley y podrá revocar la concesión”. ¿Alguna vez Conatel cerró un canal? Porque lo de Radio Caracas TV fue distinto, por que vencía su concesión.

—Vencía la concesión. Pero en la tradición democrática del país, cada vez que una concesión vencía y se habían cumplido los requisitos, se renovaba. Tenían esa excusa. Y a RCTV le secuestran su señal abierta, y le secuestran los equipos, equipos que aún no les han pagado. O sea, ésta sería la primera vez que Conatel ejerce una función de este tipo. En el caso nuestro, como no se nos ha vencido la concesión y no han encontrado motivos para cerrarnos, están yendo contra nosotros, los dueños, contra los directivos, pero tendiendo por la vía penal. Y entonces, con esta nueva ley... con esta nueva decisión del Tribunal Supremo de Justicia, que establece que las empresas son responsables penalmente, es la vía que han buscado para dar cierre definitivo al canal.

—Ud. declaró: “Seguiremos esperando que llegue la hora del cierre, y mientras tanto seguiremos trabajando como todos los días”. Leyendo sus dichos deduzco que ustedes consideran que lo más probable es que el gobierno llegue al cierre de Globovisión.

—Pensamos que sí. Porque el presidente ha sido muy tajante. Está, en estos instantes, aprobando un paquete de leyes que se negaron en la reforma. Nos está llevando hacia un comunismo cubano. Hay algo muy grave en el país, que es la autocensura en el resto de los canales. Y somos como una piedrita en el zapato que le estorba demasiado al presidente para terminar de implementar su plan de arrase total de todo lo que huele a pasado, de todo lo que huele a democracia representativa, e implantar en Venezuela su mal llamado socialismo del siglo XXI.

—¿Es cierto que en Venezolana de Televisión se burlan de los opositores?

—Burlas es poco. Hacen animaciones, les dicen hampón, les dicen ladrón; que es de la CIA. Ni siquiera en Cuba pasa eso. Que yo recuerde, lo último que vi parecido era cuando en la televisión cubana, hace muchos años, llamaban gusanos a los contrarrevolucionarios. Pero eso aquí se quedó corto: el canal del Estado es una cloaca donde se transmiten improperios las 24 horas contra la disidencia venezolana.

—¿La escalada contra Globovisión y otros medios críticos comenzó después de que Chávez triunfó en las elecciones que permitieron la reelección eterna?

—Los dos medios de televisión que no apoyamos al presidente Chávez abiertamente en su elección fuimos Radio Caracas Televisión y Globovisión. Nosotros le dimos el beneficio de la duda: si el señor ganó unas elecciones que nosotros consideramos que fueron honestas, que fueron correctas... Le dimos el beneficio de la duda. Y las relaciones con él se mejoraron: él fue al canal, nos invitó al Palacio de Gobierno. Pero a medida que pasaba el tiempo, se le ponía la piel más sensible, me llamaba muchas veces por teléfono reclamando cualquier cosa, hasta que se rompieron las relaciones.

—El vicepresidente del Colegio Nacional de Periodistas, el CPN de Venezuela, dice textualmente: “El gobierno está forzando los argumentos para sacarse de encima un canal incómodo”. ¿Asume y comparte esta definición?

—Ciento por ciento. Ahora, recuerde que nosotros no tenemos acceso a las fuentes de información oficial, porque no nos dejan pasar nuestros equipos a las ruedas de prensa. Ya no dan permiso para poner señales en otros sitios. Hemos tenido que fortalecernos a través de la televisión pagada; publicidad oficial, olvídese. Eso nunca nos llegó ni nos interesa que nos llegue. Le doy una primicia que ni siquiera aquí se sabe: cuando el famoso tema de los avisos institucionales que se pasaron durante el paro, que son los que motivan la multa a RCTV y a nosotros, Chávez negoció la señal y a nosotros no nos plantearon. La negociación era la siguiente: “Les vamos a poner esta multa, y les vamos a dar el equivalente en publicidad”. Hay dos canales que aceptaron, y hay dos canales que no aceptaron. Los dos canales que no aceptaron son RCTV y Globovisión.

—Entre la batería de procesos judiciales hay uno que parece un poco disparatado, es por delito ambiental debido a que su socio tiene animales disecados su casa.

—Es correcto. Mi socio tiene una distribuidora de automóviles, y dos concesionarias de automóviles en Valencia, y en una de sus casas encuentran unos vehículos estacionados en un garaje. El gobierno decide que son vehículos que tiene para engordarlos, como dicen aquí, y después venderlos con precio mayor. Cosa que aquí no sería delito. Apoyan iniciar un procedimiento administrativo y averiguar qué pasaba, ponerle o no ponerle una multa. Pero se presentó un allanamiento con un helicóptero volando sobre la casa. Rodearon la casa con tanquetas y guardias nacionales, y entraron 150 funcionarios a hacer ese allanamiento. En la casa encontraron unos trofeos de caza; entonces decidieron que mi socio era un depredador que estaba matando especies en extinción. Le puedo asegurar que esas piezas de cacería no son venezolanas, y que esa caza se realizó con toda la permisología que hay que llenar para hacer cualquier cosa en África o en cualquier país.

—Vi varios videos en YouTube donde la televisión adicta al gobierno mostraba los clásicos trofeos de animales de un cazador mientras acusaba a su socio de depredador y de coleccionista de cadáveres de animales. ¿El pueblo le cree a estas acusaciones?

—Aquí hay un 25% de chavismo duro que cree todo lo que el presidente dice. Pero en el caso del cierre de Globovisión, en todas las encuestas, incluyendo las que el mismo gobierno mandó hacer, el 75% de los venezolanos está en contra. Si tiene en cuenta que este país está dividido en dos sectores, uno afín al presidente y otro que lo rechaza, cuando el 75% de los venezolanos dice que está en contra del cierre de Globovisión es porque los mismos chavistas están en contra. Porque es el único canal al que pueden acudir a presentar sus reclamos: los cuatro canales oficiales que existen en Venezuela no transmiten reclamos de la gente del pueblo.

—El ex alcalde de Maracaibo Gian Carlo Di Martino inició una causa judicial contra Globovisión por “vilipendio político”, “apología del delito” y “desestabilización”. ¿Qué pasó con él?

—Nosotros hicimos una investigación a fondo de la gestión de Di Martino, encontramos una serie de irregularidades, que originalmente las denunciaron los diputados de la zona, lo sacamos al aire, y él se enfureció, y considera que lo estamos difamando, lo estamos vilipendiando. Lo que están haciendo es sumar muchas acciones judiciales, sobre todo de carácter penal, para poder justificar una medida de cierre del canal por utilizar Globovisión para promover delitos. Di Martino tiene derecho a ir a los tribunales y explicar cómo se enriqueció mientras fue alcalde de Maracaibo.

—La acusación a su socio es por “usura genérica”. ¿Qué sería? ¿Guardar los autos para esperar que aumenten de precio?

—Correcto. Pero entonces yo diría que usura genérica, si ésa es la tesis del gobierno, es también que dejes de producir petróleo para venderlo más caro. Y eso es lo que hace la OPEP, y eso es lo que hace el gobierno venezolano. Eso es el mercado libre: si alguien compra oro y lo quiere vender más caro, eso es un negocio que está haciendo. No estoy justificando de ninguna manera que se especule con el precio de un vehículo, pero en Venezuela podría vender, o podía vender, su carro o su vehículo usado más barato o más caro. Todavía aquí hay libre comercio.

—¿Su socio tiene dos concesionarias de autos Toyota?

—Son dos compañías: Toyoclub y Toyosan. Lo que pasa es que ahora este gobierno, que interviene en todo, quiere intervenir en los márgenes de comercialización de las distintas empresas. Entonces, cuando su margen de comercialización es distinto al criterio de ellos está siendo un acaparador, incurre en usura. Incurres en cualquier cosa que se les ocurra.

—¿Hubo dos allanamientos a la casa de su socio?

—En el segundo allanamiento fueron a buscar los animales. Fue más apegado a la ley, cumplieron los requisitos, y no hicieron el alarde de locura que sucedió en el primero. La boleta de allanamiento del primer procedimiento contemplaba que podían ingresar a la residencia ocho personas. Los nombres de los que aparecen en la lista ya no trabajan en la policía hace tiempo. Y entraron 150 personas encabezadas por el director del cuerpo de Investigaciones de Policía Científica.

—¿Primer allanamiento, por los autos; y el segundo, por los animales disecados?

—Es correcto. En el primer allanamiento, cuando llegaron, las personas les dijeron que si querían pasar, pasaran, que no había ningún inconveniente. Y ellos prefirieron esperar, en horas de la noche, una orden de allanamiento, que justamente comienza en el momento en que el presidente inicia una cadena de radio y televisión que bloquea la posibilidad de transmitir en directo lo que estaba sucediendo.

—Su socio también es dueño de la agencia de publicidad ARS. ¿Cuáles son todas las actividades empresarias de Guillermo Zuloaga?

—Mi socio es un hombre honorable, que viene de una familia honorable, que su dinero es bien habido. Ha sido publicista durante toda la vida. Es un socio importante de ARS Publicidad, que es una de las agencias de publicidad más prestigiosas del país, donde trabajaron Alejo Carpentier y Arturo Pietri. El único otro negocio que tiene Guillermo es la venta de vehículos en la ciudad de Valencia. A mí no me han podido llegar por ningún flanco, porque aunque me han invitado a cualquier tipo de negocio, me han puesto todo fácil para que me meta en la altura económica. Mi única actividad, mi único negocio, mi único ingreso es el de Globovisión.

—Chávez llamó a su socio “delincuente ricachón”. ¿Se puede ser tan rico en Venezuela teniendo una agencia de publicidad y dos concesionarias de autos?

—Guillermo no es un ricachón. Es una persona muy humilde, maneja su carro. Ha hecho dinero, pero lo ha hecho bien. Aquí el negocio de la publicidad ha sido un gran negocio, y la familia de Guillermo por tradición ha tenido dinero. Ellos también fueron dueños de uno de los periódicos más importantes de Venezuela, El Universal, y de allí también viene el dinero bien habido de Guillermo Zuloaga. Recuerde que el presidente Chávez, casi que también en una oportunidad, por ignorancia, habló mal de mi papá, que fue un luchador revolucionario que en la dictadura de Gómez entró a la cárcel con grillos puestos a los quince años, y salió a los treinta. Y después sufrió diez años de exilio en la época de Giménez, que a mí me tocó acompañarlo, y estuvimos viviendo en Cuba, en Trinidad. Y después el presidente pidió excusas porque había hablado mal de mi papá y, realmente, no sabía quién era. El presidente dispara desde la cintura y después tiene que recoger las cosas que dice. La lengua es su peor castigo.

—Globovisión nació en 1994, tengo entendido, como un canal UHF que luego se convirtió en nacional a través de varios cables.

—Nosotros teníamos una concesión como canal de UHF, y como no teníamos la posibilidad de salir en Caracas y en Valencia, conseguimos que un grupo de emisoras del interior nos retransmitiera. Formamos una cadena. Y el gobierno comenzó a presionar a cada una de esas emisoras, y se fueron saliendo y saliendo, nos dejaron prácticamente solos en Caracas y en Valencia. Entonces tuvimos que acudir al cable de la televisión paga, y somos un canal que se ve en todo el país a través de este cable de televisión paga, y se ve en el mundo entero, porque estamos en los sistemas de Telefónica, DirectTV y de televisión por suscripción en todos los Estados Unidos, en toda Europa, en toda América latina, en todas partes del mundo. O sea, el día que Chávez cierre Globovisión, no lo va a estar cerrando en Venezuela: la va a estar cerrando en el mundo entero.

—Le pido datos principales que puedan ayudar al lector argentino a comprender a Globovisión y ponerla en el contexto al que está acostumbrado: cantidad de empleados, venta de publicidad anual, si tiene otro tipo de ingresos...

—Empleados directos, aproximadamente, 450 personas. El canal también se ha convertido en una especie de agencia de noticias: aquí hay muchos corresponsales extranjeros que ya no van a la rueda de prensa porque se quedan en su casa y la ven por Globovisión, y así hacen sus transmisiones. Unos amigos de una página web muy querida en Venezuela me decían: “Oye, si a ustedes los cierran, a nosotros se nos acaba la fuente de información”. Globovisión es el único canal venezolano que transmite lo que realmente está sucediendo. Aquí, la autocensura es... Yo prefiero la censura de un gobierno dictatorial que la autocensura que se está aplicando aquí en Venezuela. Porque a veces la autocensura va más allá de la misma censura que un gobierno puede aplicar.

—¿Hay algún otro ingreso que no sea publicidad?

—Exclusivamente, publicidad. Y tenemos una página web también, que es muy exitosa, y tenemos un canal, nuestro también, que nos retransmite en todos los Estados Unidos.

—¿Y cuánto vende de publicidad por año?

—Mañana le voy a enviar un cuadro detallado con esos datos (N. de la R.: al día siguiente su secretaria informó que habían decidido no brindar esa información).

—¿Existe algún otro canal de noticias como Globovisión?

—No, el único es uno del Estado, que ellos lo han convertido en un canal de noticias y opinión.

—¿El 9% de audiencia que tiene Globovisión es comparable con la de los canales abiertos?

—Sin ánimo de compararme con ellos, porque me quito el sombrero por cómo han logrado hacer sus cosas, Globovisión es algo parecido a CNN. Tiene, vamos a suponer, un 10% de la audiencia, que es muchísimo en Venezuela. Sobre todo si ve cuál es el tipo de audiencia: es la que tiene recursos para comprar carros, un reloj, para ir a un restaurante. Y esto se ha incrementado porque mucha gente del pueblo, mucha gente normal, también se ha pegado a nuestra señal. Esa sintonía, cuando ocurre algo, pasa del 10 al 50, al 60, o al 70 por ciento. Hay eventos en los que les hemos ganado en rating a los grandes canales de Venezuela. Y es más, los otros canales han dejado de transmitir avances informativos, porque un canal de los grandes dice: “Se cayó el avión de Air France”, y sigue con su novela. ¿Qué hace el televidente? Busca la noticia en otro canal. ¿Y dónde va a conseguir esa noticia? En Globovisión. Tenemos alianzas con CNN, con RCN, con Antena3, con Todo Noticias, y con muchos canales de televisión de la Argentina; les servimos aquí de corresponsales de forma gratuita. Recibimos a los periodistas que vienen de afuera en nuestra casa como si fuera de ellos. Y si hay que ponerle el satélite, se lo ponemos. Y así, ése es el trato que recibimos cuando vamos a Buenos Aires, o cuando vamos a cualquier sitio.

—CNN no alcanza a tener más del 1% de audiencia en los Estados Unidos. El 10% que ustedes obtienen es mucho.

—Es mucho. Nosotros tenemos un excelente jefe de publicidad y mercadeo, que es el presidente Chávez, que nos menciona las 24 horas del día. Nosotros somos como una telenovela en pleno desarrollo. Así como en la Argentina se levantan y ven la temperatura para saber si tienen que abrigarse o no, en Venezuela te levantas temprano a ver qué locura nueva existe, qué cambio de leyes han hecho, a quién han metido preso, qué ha pasado, qué no ha pasado. La información en Venezuela se ha convertido en un artículo de primera necesidad.

—Uno de los programas de ustedes se llama “Aló, ciudadano”. ¿Es una respuesta al “Aló, presidente” de Chávez?

—Sí, ese programa se iba a transmitir simultáneamente a Aló, presidente, pero fue tal el éxito que tuvimos que transmitirlo de lunes a viernes, empieza a las cinco de la tarde y termina a las ocho de la noche. Es como un programa de radio transmitido por televisión: se simula un estudio de radio, ahí entran todas las noticias que van llegando, los reporteros que llegan con algo que pasa, y se reciben llamadas telefónicas de los televidentes, cosa que ya el presidente no hace en su programa Aló, presidente, porque si la llamada que entra no está filtrada, a veces lo ponen en posición incómoda. En este último Aló, presidente, él estaba haciéndoles críticas a la Coca Cola, a la Pepsicola. Y cuando él estaba hablando de eso, detrás del ministro Ramírez estaba una muchacha tomándose una Pepsicola al aire. Y nosotros agarramos la imagen y le hemos dado muy duro. Lo que más le molesta de Globovisión al presidente es un segmento que se llama “Usted lo vio” y que no va editado. Es algo que alguien ha dicho en algún momento de lo que se arrepiente. Y es muy terrible. El presidente dijo hace cinco años: “Yo no soy comunista, yo no voy a meterme con la propiedad privada”. Se lo recuerdas ahora y enfurece.

—“Aló, ciudadano” lo conduce el presentador Leopoldo Castillo. ¿Fue embajador del ex presidente Herrera Campín a principios de los años 80?

—Correcto, y le tienen ahorita una campaña feroz en Venezolana de Televisión, acusándolo de que él fue quien asesinó a monseñor Oscar Romero (N. de la R.: arzobispo de El Salvador), una cosa que es traída por los pelos. Constantemente se ven las acusaciones que sin juicio, sin chances de que se defiendan, sin presentar pruebas, ya lo condenaron a que él fue el asesino de monseñor Romero.

—¿Castillo es periodista o político?

—Es periodista. Ha sido embajador, y para mí es uno de los analistas políticos más importantes que tiene el país. Con mucho carisma, y es muy popular.

—El ministro de comunicación de Venezuela, William Lara, presentó un video de ese programa donde se muestran imágenes del atentado a Juan Pablo II en la plaza San Pedro hace 26 años, junto a una canción de Rubén Blades: “Tengan fe que esto no se acaba aquí”.

—Correcto. Pero eso fue una casualidad de que el operador de audio puso una canción... Imagine lo que tienen que hilar de fino para que eso sea motivo de una averiguación en el Congreso para determinar si Globovisión estaba planeando un magnicidio contra el presidente. Aquí, cada vez que hay un problema, aparece un magnicidio del presidente. Es lo mismo que hacía Fidel Castro, que inventaba un magnicidio cada vez que tenía algún problema.

—Lo que leí es que el ministro dijo textualmente: “Según estudios realizados por semiólogos y analistas en comunicación masiva, el motivo de la asociación de las imágenes con esta canción es incitar al asesinato de Chávez; y por eso se acusa a Globovisión de instigación al homicidio”.

—Yo fui a la fiscalía a defenderme de ese caso, y llevé un titular de un periódico deportivo que decía “Los Yankees les ganaron a los rojos”. Los Yankees son los Yankees de Nueva York, y los rojos son los rojos de Cincinnati. Les dije a los periodistas y a los fiscales: “Eso es como si ustedes dijeran que este titular de ese periódico deportivo era una insinuación de que los Estados Unidos iban a invadir a Venezuela y le iban a ganar”. Lo llegaron a decir. En Venezuela, los procedimientos se abren pero no tienen final. Los dejan como con el hacha en la cabeza para decirte: “Pórtate bien o te sigo este caso”. Son procedimientos que no han podido sustanciar porque no tienen pruebas, porque son falsos...

—En mayor medida en la Argentina de los 90 se iniciaban procesos con ese objetivo.

—Es que es muy parecido. Yo creo que los amigos Kirchner y Correa... Correa llegó al extremo de montar un organismo que se llama Conartel: le puso una erre y el logotipo es igual. Y el procedimiento que tienen con Tele Amazonas es el mismo caso que el de Globovisión.

—Leí versiones contradictorias sobre que Globovisión fue acusada por haber transmitido protestas de México como si fueran de Venezuela, y luego lo mismo sobre CNN en español.

—Fue CNN, transmitieron una noticia y se equivocaron poniendo una imagen. Eso pasa normalmente en todos los medios audiovisuales, que puedes tener un narrador diciendo una cosa y de repente el editor pone una nota que no es. En esos casos, simplemente, lo aclaras tan pronto termina la noticia. Eso le pasa aquí también al canal del Estado. No tiene idea de lo que fue la guerra contra CNN por eso que pasó.

—El ministro Lara también acusó, en el pasado, a CNN en español de difundir la imagen de Chávez en una pantalla dividida junto con procesos violentos en China, y el rostro de un líder de Al Qaeda. El ministro dijo: “¿Qué relación existe que justifique periodísticamente presentar juntas estas imágenes? La respuesta de los análisis semióticos es la asociación violencia/muerte = Chávez”.

—Es que esta gente tiene como una manía persecutoria. Fíjese que el canal ocho ni siquiera es que se confunde: lo hace adrede. Me ha sacado a mí un clip donde me vuelan la cabeza con un cañón, y, prácticamente, me matan. Le voy a mostrar los videos de lo que está pasando en Venezuela. Porque si no los ve, no lo va a creer.

—Mencionó antes al canal Todo Noticias de la Argentina. ¿Está al tanto de que los seguidores del ex presidente cambian el eslogan Todo Noticias por Todo Negativo?

—No. Cuando hay una noticia en Venezuela, TN se pega con nosotros, y nosotros nos pegamos con TN cuando pasa algo allá. Pero también nos pegamos con C5N y con Crónica. Le hemos dado permiso a los medios del mundo entero para que usen cualquier señal nuestra, porque lo que estamos haciendo aquí no es un negocio. Nosotros tenemos un proyecto de país, y queremos que se sepa en el mundo entero lo que está pasando. Y cuando hay un problema, como el famoso caso del maletín, intercambiamos información con todos los canales de la Argentina. Y ésa es una que el gobierno no nos perdona: el haber descubierto en Venezuela, conjuntamente con las denuncias que habían hecho en Argentina, el tema del maletín de Antonini. Ese es un caso que en Venezuela no se ha investigado, quedó impune. Como decimos aquí: le echaron tierrita.

—En la última asamblea de la SIP, en Asunción, el representante del Grupo Cisneros acusó a Globovisión de estar moviéndose en Venezuela como un partido político. Lo mismo les dice Chávez. Y Globovisión acusó al Grupo Cisneros de haber sido seducido por el gobierno, después de haber sido acusado de “golpista” por él mismo. ¿A qué obedeció esa diferencia de puntos de vista?

—El Grupo Cisneros no tiene autoridad moral para hablar en Venezuela sobre política. Fue uno de los grupos más activos durante el paro petrolero y los sucesos de 2002, y después del regreso del presidente Chávez al poder se reunieron con él y establecieron unas reglas de juego a la que nos invitaron a participar: eran una neutralidad absoluta frente al gobierno del presidente Chávez. Eso significaba que nos iban a renovar las concesiones, nos iban a dejar en paz, y que nos iban a dar mucha publicidad oficial. Los dos canales que no entramos en este juego son, de nuevo, Radio Caracas Televisión y Globovisión. Llegó un momento en que nos plantearon: “Bajen la guardia un poco: solamente quiten Aló, ciudadano, de Leopoldo Castillo, y quiten el programa Grado 33, y lo demás no importa, hacemos un pacto de no agresión”. Recuerdo que le dije a un altísimo funcionario del gobierno: “Vamos a hacer algo: nosotros quitamos Aló, ciudadano y ustedes quitan Aló, presidente”. Y ahí terminó la charla.

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—Leí que Chávez llama a los medios críticos, textualmente, partido mediático. Una calificación similar realiza el oficialismo en la Argentina desde hace un poco más de un año. ¿Desde cuándo los empezó a llamar partido mediático?

—Hace poco. Si estudia las declaraciones de Cristina Kirchner, las de Chávez, las de Correa, las de Evo, y las de Ortega todo pareciera que es un rompecabezas que va encajando, y todo lo que declaran es parecido. Yo escucho a Cristina Kirchner hablando en los medios argentinos, y es como si escuchara al presidente Chávez. Y Correa lo mismo. Chávez es más vulgar y Correa más histérico. Pero es lo mismo.

—¿Observa paralelismo entre el avance de Hugo Chávez sobre las libertades políticas y lo que sucede en la Argentina?

—Creo que le están copiando las malas mañas.

—¿Por qué una sociedad democrática como la suya, una de las pocas que no tenía golpes militares en momentos en que toda Sudamérica padecía dictaduras (yo mismo estuve asilado en la embajada venezolana durante la última dictadura argentina, en 1983, y me exilié en Venezuela), termina aceptando que un gobierno como el de Chávez avance sobre esas libertades? ¿Hacen alguna autocrítica?

—A la dirigencia política, al país democrático entero, le pasó la pobreza frente a las narices y no se dio cuenta. Los gobiernos de estos 40 años de democracia previos a Chávez construyeron la infraestructura de hospitales, escuelas; pero por el tema de pobreza, el tema de atención al ciudadano que tenía que levantarse a las cinco de la mañana, que a veces no conseguía un hospital, que la escuela estaba en mal estado... Ese tema pasó por encima. Entonces pretendimos tener una gran Venezuela y convertirnos en los líderes del mundo. Hay un mal en Venezuela, que es que algunos de nuestros presidentes han pretendido convertirse en los líderes de América latina. Pasó con Carlos Andrés Pérez, y ahora está pasando con Chávez. Hay un punto importante: Chávez monta un golpe de Estado, fracasa, pero da la cara. El único que fracasa en el golpe de Chávez; en todo su grupo, es Chávez. El único que no cumple con su parte es él. Pero asume la derrota y sale por televisión con su célebre frase “asumo la responsabilidad, y por ahora no pudimos cumplir”. Entonces agarra todas las banderas de ese pueblo que reclamaba atención personalizada, y es su oferta electoral. La gente cree en él, pero llega al gobierno y no cumple.

—¿Después del Caracazo hubo un empobrecimiento tan grande que se crearon las condiciones para un gobierno como el de Chávez?

—Pero es que el Caracazo lo promueven ellos. Venían conspirando desde hacía muchos años dentro de las Fuerzas Armadas. El lo negó al comienzo y ahora termina reconociéndolo. Aquí las recetas del Fondo Monetario Internacional no surtieron buen efecto, y eso no se puede negar a esta altura.

—¿Hay algún paralelismo entre Carlos Andrés Pérez y Carlos Menem en las recetas del FMI que no dieron resultado?

—Claro que sí. Y el presidente Pérez me va a matar si lee esto, pero también hay un paralelismo entre el presidente Pérez y el presidente Chávez. O sea, los dos pretendieron convertirse en los líderes de América latina. Y cuando los presidentes empiezan a ocuparse más de lo que pasa en otros países y olvidan lo que pasa en su país, la cosa se complica.

—He visto fotos de muchos venezolanos manifestando su apoyo alrededor de Globovisión, en la Argentina sólo vivimos una situación similar ante el asesinato de un fotógrafo, de Editorial Perfil, José Luis Cabezas, hace una década. ¿Existen otros antecedentes en Venezuela de apoyo popular a un medio?

—Sí, cuando el cierre de Radio Caracas Televisión, fue un apoyo contundente de toda la sociedad, y fue el mayor costo político que ha tenido este gobierno, tanto dentro como fuera.

—El cierre de Radio Caracas Televisión es cercano temporalmente y parte de este mismo ciclo. Pregunto si lo hubo en el pasado, sin Chávez.

—No, porque nunca ha habido gobiernos que hayan tratado de satanizar, criminalizar y eliminar medio alguno en Venezuela. Ni en las peores dictaduras.

—¿Sabe que en la Argentina hay un proyecto impulsado por el Gobierno de reforma de la Ley de Radiodifusión?

—Sí. Este proyecto que implantó el gobierno de Venezuela es el que ha servido de modelo para Ecuador, Bolivia, Nicaragua. Incluso los mexicanos están preocupadísimos porque fragmentos de este proyecto se estaban llevando a su país. Le voy a hacer un solo detallito de la ley nuestra: si un canal de televisión es sancionado por dos procedimientos administrativos, pierde la concesión. Cometes dos errores y pierdes la concesión. Llevamos 14 años en el aire y el gobierno no ha podido comprobar que hemos cometido dos errores. Y es por eso que ahora van por nosotros por la vía penal.

—El proyecto de ley argentino plantea un nuevo mapa de medios audiovisuales, que aspira a repartirlo en tres partes iguales: Estado, privados y asociaciones civiles. ¿Hay algún punto de contacto entre esta idea y cómo es la ley de radiodifusión que Chávez aprobó, creo que en el año 2000?

—Van a cambiar la ley ahora. Pero en la actualidad hay algo que se llama las emisoras y televisoras comunitarias. Los grupos ciudadanos afectos al gobierno se reúnen y montan un canal, y el gobierno les da los recursos para que esos canales funcionen. Pero ¿qué ha pasado? Ese proyecto ha fracasado. Porque esas televisoras no pueden competir con un canal que está pasando una buena película, una telenovela, un informativo. Entonces, los mismos chavistas, que están encerrados en su rancho, en su casa y que no pueden salir de noche por miedo a la inseguridad cuidan y tienen respeto por su único medio de entretenimiento gratuito, que es la radio, que es la televisión, dentro de la cárcel en que viven. Recuerde que en Venezuela, en Caracas, este fin de semana fueron 50 muertos por violencia. O sea, la inseguridad que empezó en el secuestro, el secuestro express. Le pongo un ejemplo: voy de noche en mi carro, después de las nueve de la noche, y encuentro una luz roja, y yo sigo. Porque si me paro, me pueden asaltar. Si me chocan desde atrás, el que pierde es el que me chocó: yo arranco y me voy. Porque tú te vas del carro y te asaltan. Todas las noches vemos 10, 15, 20 casos en Caracas de secuestro express.

—Por lo que sabemos en la Argentina, Hugo Chávez ha impulsado una enorme red de “medios alternativos” (radios comunitarias, canales comunitarios, periódicos comunitarios y websites comunitarios), anclados en los barrios populares y coordinados por el Ministerio del Poder Popular para la Información y la Comunicación. ¿Cuán grande e influyente es esa red en la realidad? ¿Cómo se financia? ¿Y existe mercado publicitario capaz de sostenerla o depende pura y exclusivamente del Estado?

—Esas emisoras no tienen publicidad, y a nadie se le ocurriría poner una publicidad allí. Son 100% financiadas por el Estado. No tiene ningún control, no cumplen con ninguna ley, con ningún reglamento. El gobierno tiene un periódico, Vea, que no tiene noticias. Es como los periódicos comunistas de antes. Entonces, el chavista que tiene que saber si hubo un choque, qué pasó con una película, es el primero que tiene que comprar otro medio si quiere estar informado. Aunque les duela. No han sabido buscar el equilibrio de un medio que sea informativo, así tenga su sesgo político. Los medios oficialistas venezolanos son medios comunistas trasnochados que la gente no busca.

—¿Esa cantidad de nuevos medios ha hecho que se ampliara el trabajo para los periodistas?

—Yo le diría que no, porque la mayoría de las personas que trabajan en todos esos medios no son periodistas.

—¿Qué son?

—Son gente que le dan un micrófono y le dicen: “Dispare”. El presidente Chávez se acaba de ganar el Premio Nacional de Periodismo que dan los medios comunitarios. O sea, el presidente Chávez con su programa Aló, presidente se ganó el Premio Nacional de Periodismo en Venezuela.

—Chávez desarrolló Telesur, con la idea de crear una CNN sudamericana. ¿Qué audiencia tiene Telesur en Venezuela?

—Cero audiencia: 0,1. Telesur en Venezuela no existe. Y vuelvo a lo mismo: tienen una tremenda herramienta, porque tienen mucho dinero, muy buenos equipos, tienen incluso muy buenos periodistas. Pero están totalmente sesgados. Entonces, si Telesur va a ser un canal para toda América latina, con socios en toda América latina, y va a meter las cadenas del presidente, cinco horas de programas del presidente Chávez, en la Argentina no les interesa verla. Telesur es un cañón que montó el gobierno para difundir el pensamiento del presidente Chávez, y tratar de convertirlo en lo que no ha podido ser: el líder latinoamericano que camina por América latina. No es con una espada que camina, sino con una chequera bien gordota.

—Uno de los directivos de Telesur, puesto por la parte argentina de la señal, es Néstor Picone, quien fue directivo de nuestro canal estatal y antes dirigente del gremio de periodistas. ¿Se nota alguna influencia de periodistas o técnicos argentinos en esa política de comunicación chavista en Telesur?

—Sí, cómo no. En primer, lugar los argentinos; en segundo, los cubanos.

—¿Los argentinos antes que los cubanos?

—Sí, los argentinos antes que los cubanos. Yo pienso que los argentinos son más profesionales que los cubanos, porque los periodistas argentinos, así sea oficial la tendencia, tienen que lidiar con distintas audiencias. Acuérdese que el periodista cubano lo que tiene que decir es lo que el régimen dice, y no hay alternativa. Entonces, es muy difícil que se desarrolle.

—Del uno al diez ¿cómo calificaría la situación de la libertad de prensa en Venezuela?

—En la gravedad, diría que nueve.

—¿Y la gravedad en su seguridad personal?

—La seguridad personal mía es igual a la seguridad personal de todos los venezolanos: diría que nueve. Pero no porque el gobierno quiere asesinarme o quisiera destruirme o quisiera eliminarme, porque ya lo habrían hecho, quizás a un costo muy alto. Pero es que el problema de los venezolanos es la inseguridad. Es dramático.

—En la Argentina, el presidente del partido peronista y ex presidente, Néstor Kirchner, lleva adelante una pelea con el grupo Clarín, que es dueño, casualmente, de TN, y dijo públicamente: “¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?”.

—Así nos lo dijo el presidente Chávez a nosotros. Tal cual, las mismas palabras. “¿Qué te pasa, Globovision? ¿Estás nervioso?”

—¿Cuándo fue?

—La última vez fue hace como dos meses. Pero es que él lo ha repetido en otras oportunidades. La similitud que existe entre el lenguaje que usan los Kirchner contra los medios y el que usan Correa y Chávez es similar. Hay un triángulo, porque a Evo Morales muchas veces no le entendemos ni lo que dice.

—¿Qué costos políticos cree que podría acarrearle a Chávez cerrar Globovisión?

—Pienso que esta vez sí va a quedar desenmascarado ante el mundo como un dictador. Y en Venezuela eso va a generar pasiones. El presidente anda buscando como loco reestablecer y mejorar su relación con Estados Unidos. Un día le dice a Obama que es un bruto, y al día siguiente lo perseguía por la Cumbre para tomarse una foto para su Facebook. Y ahorita mismo están anunciando que vuelve el embajador de Estados Unidos, que vuelve el embajador venezolano a Washington. O sea, no puede meterse con Obama como se metía con Bush. Al presidente Chávez le hace falta Bush porque no tiene con quién pelear. Uno de los errores más graves que ha cometido, también, es este acercamiento con el presidente de Irán. Es el único presidente del mundo que ha salido a defender públicamente los resultados de las elecciones de Irán, las restricciones a la libertad de expresión.

—¿Qué paralelismos existen entre un eventual cierre de Globovisión y lo que sucedió con Radio Caracas Televisión? Por ejemplo, ¿ellos pudieron seguir en cable?

—Sí, pero la nueva ley que está pretendiendo pasar el gobierno sacaría a Radio Caracas Televisión también del cable. Era un canal que penetraba popularmente a todas las clases sociales. Globovisión tiene una audiencia más segmentada. Pero es que en el caso de Globovisión hay dos temas fundamentales: primero, no se vence la concesión y, segundo, es un canal de noticias. El presidente nos dijo a nosotros por televisión: “Ojalá que exista alguien con cuatro dedos de frente en ese canal; si ustedes se portan bien, nosotros también cambiaremos nuestra actitud”. O sea que no nos están cerrando por los procedimientos, por “volver loca a la gente”, sino que si nosotros cambiamos nuestra línea editorial, nos perdona la vida. Lo que va a pasar es que no podrá perdonarnos la vida, porque tomamos una decisión y la tomamos junto con los trabajadores. Nosotros vamos a arriesgar la concesión, vamos a arriesgar el negocio, vamos a arriesgar el medio, pero no vamos a cambiar nuestra línea editorial.

—¿Están en contacto con Radio Caracas Televisión? ¿Cómo se solidarizan ellos con ustedes?

—Es una comunicación permanente. Hablé esta mañana: ayer les metieron una multa de cuatro mil millones. Con el resto de los canales, la verdad es que no tenemos comunicación.

—¿Cómo describiría al lector argentino la línea editorial de Globovisión, qué corriente política, ideológica?

—Cualquier medio informativo tiende a aparecer como medio de oposición si critica muy duro al gobierno. Quizá uno de nuestros errores es que hemos sido más duros criticando al gobierno que la misma oposición. El presidente Chávez me decía en una oportunidad: “Pero es que ustedes repiten mucho las noticias”. Le digo: “Señor presidente, aquí las repetimos porque los canales de noticias repiten las noticias hasta que surgen noticias nuevas”. No entendía eso. El presidente Chávez tiene en su cuarto cuatro televisores. Uno es Venezolana de Televisión; otro, Telesur; otro, CNN, y otro es Globovisión. El levanta un teléfono, le da órdenes a Telesur, a Venezolana de Televisión, para que hagan lo que él quiere. Pero no puede decirle a CNN ni a Globovisión que hagan esto o lo otro.

—Cuando los partidos políticos se solidarizan con ustedes, ¿no temen ser ustedes mismos vistos más como un partido político, “el partido mediático”. que como un medio de comunicación?

—No tenemos complejo en ese sentido. Los partidos políticos respaldan al canal, están en contra del cierre. Pero no sólo los partidos políticos: la sociedad civil, las ONG, los estudiantes, la gente de la calle. Aquí se ha levantado un movimiento de solidaridad con el canal. Hasta hubo una recolecta donde gente humilde dejó de almorzar un día para meter dinero en un pote, eso ha convertido a esos miles de venezolanos en accionistas afectivos del canal. Este canal se nos fue de las manos: le pertenece a los venezolanos. No podemos hacer ningún tipo de locura en la línea editorial con cambios trascendentales porque los venezolanos no lo soportarían. El venezolano siente que este canal es suyo. Y después de esta colecta que han hecho, más que lo siente, lo sabe.

—Otra de las acusaciones del gobierno basada supuestamente en el código penal, es que las colaboraciones monetarias para fines particulares serían delitos.

—Adelantándonos a eso, sacamos al aire durante tres días, cuando se inició la colecta, al presidente Chávez llamando a una colecta pública para pagar una multa que le impuso el organismo electoral. Y salen con las carretillas llenas de dinero que recogieron entre ellos para pagar la multa. Entonces, lo de la campaña feroz que tenía en contra del canal por la colecta se les desmontó con esos testimoniales de “usted lo vio” a él diciendo “voy a hacer una colecta: saquen su cochinito, tráiganme moneditas para pagar la multa”. Es que él habla demasiado. Y si una persona habla un promedio de 3, 4 horas diarias por televisión, tiene que decir cosas de las que se va a arrepentir.

—En la última reunión bilateral, hace unas semanas, Rafael Correa y Hugo Chávez acordaron avanzar, desde Unasur, en un órgano que regule a los medios latinoamericanos. ¿Qué opinión le merece esta idea?

—La guerra que tiene el presidente contra los medios en Venezuela es la misma que se va a aplicar en Ecuador, en Bolivia. No tenga dudas. A veces, cuando se ve a Correa hablando, se lo podría sentar aquí en el Palacio de Gobierno, y cuando se ve a Chávez hablando de Globovisión, podría ser Correa hablando de Teleamazonas. Lo que dicen es idéntico; lo del terrorismo mediático es idéntico. Decir que el dinero nos lo da la CIA, el Departamento de Estado, que nos lo da... Unas acusaciones tan temerarias y tan faltas de fundamento que se caen por su propio peso.

—Hay quienes comparan a Globovisión con Fox News, la cadena de noticias de declarada afinidad republicana de Estados Unidos, y su crítica sistemática al gobierno de Barack Obama. ¿Hay algún punto de contacto entre ambas emisoras?

—No, ellos vienen por aquí y nosotros les damos colaboración, como le podemos dar a la televisión española, o a la misma televisión cubana. Pero el televidente americano tiene Fox News y tiene CNN y tiene ABC y tiene CBS y tiene NBC. Y escoge cuál canal ver. O sea, nosotros no obligamos a nadie en Venezuela a ver Globovisión. Y más del 70% de la gente que nos ve tiene que pagar por vernos. Entonces, el presidente lo que no entiende es que si él hace una buena televisión, que si la gente estuviera muy contenta con lo que ellos transmiten, la gente lo estaría viendo a él y no a nosotros. En Cuba tiene que ver lo que Fidel o Raúl Castro dice que tiene que ver. En Venezuela todavía hay opciones. El presidente Chávez quiere acabar con esas opciones.

—Algunos analistas venezolanos afines al gobierno tildan al programa de “Aló, ciudadano” de xenófobo y de intolerante. Y utilizan como ejemplo cuando el 21 mayo se convocó a los televidentes a expresar opiniones en lenguaje coloquial, y uno de ellos saturó la pantalla con SMS que eran “fuera los cubanos”, otro que decía “los chavistas no opinan, rebuznan”.

—Esas son expresiones populares, porque no puede decir en un país “fuera los cubanos” cuando llega a un aeropuerto y el tipo de inmigración que lo atiende tiene acento cubano; cuando sabe que aquí la cédula de identidad y los pasaportes los están elaborando los cubanos, cuando en Cuba no le dan pasaportes a nadie. A los cubanos que están aquí en misiones humanitarias, como médicos, los vemos que están adoctrinando a la población. O sea, ¿por qué no puede decir un venezolano “fuera los cubanos”? Yo digo ahorita “fuera los cubanos”, ¿y estoy cometiendo un ilícito o un error por decir eso? No, estoy expresando una opinión.

—¿No se opone a gente de una nacionalidad, sino de una ideología?

—Pero por supuesto. Porque nosotros estuvimos exiliados en la época de Jiménez en Cuba. Y mi padre aquí era el que transmitía clandestinamente radio Rebelde de Venezuela hacia Cuba. Cuando Fidel Castro viene a Venezuela, se reúne con mi papá. Y nosotros, todos unos muchachitos entusiasmados con los barbudos, los rebeldes. Nos regalaban balas, nos regalaban cositas. Y nunca se me olvidará que mi papá, que era un frenético y un fanático defensor de Fidel Castro, de la Revolución Cubana, cuando se fueron de mi casa, ese día tiró una frase lapidaria que nunca se me olvidará. Dijo: “Estos carajos son comunistas”.

—¿Admite algún error en el informe de Globovisión sobre el terremoto en Caracas, que fue criticado por el Estado, o no?

—En lo absoluto. Yo me levanto porque la cama se me mueve. Empiezan a llegarme diez mil mensajes por el BlackBerry, el teléfono se revienta. Prendo el canal 8, no veo nada; prendo Globovisión, no veo nada. Llamo al canal y preguntó qué pasa. Me dicen que hubo un temblor fuerte, pero que no aparece nadie para que informe. Espero como media hora, y llamo al canal y les digo que me pongan al aire: “Aquí un temblor, todo está normal –llamo a la calma–, no pasa nada, no hay daños materiales ni humanos que reportar. No hemos podido localizar a las autoridades locales, nos comunicamos con el servicio sismográfico de los EE.UU., y éstas son las características del temblor. No hay información. ¿Dónde están a esta ahora los funcionarios del gobierno que deberían estar informando?”. Eso fue como una torta en la cara para el gobierno, porque las cosas pasaron así: primero, que los funcionarios estaban durmiendo, y los agarramos fuera de base; y segundo, que la información vino del servicio sismográfico americano, que es nutrido por el venezolano. O sea que era una información que era de Venezuela y fue para Estados Unidos. Justo cuando el presidente va para la Argentina, ése era el tema del día: el temblor. Pero ellos mandaron a hacer una encuesta, y el 75% de los venezolanos estaba de acuerdo con la información que dio Globovisión, y entonces ahí el tema del temblor muere cuando el presidente va para la Argentina. Cambia el tema y empieza a hablar de terrorismo mediático. Esa es la historia del temblor.

—¿Hay un sector moderado del chavismo que se opone al cierre de Globovisión?

—La mitad del chavismo está en contra del cierre de Globovisión.

—¿Está en contacto con los sectores moderados del chavismo?

—Por supuesto. Nosotros tenemos contactos que el gobierno ni se entera. Le está surgiendo al presidente un líder dentro de sus propias filas, que él no encuentra cómo aplastarlo. Se llama Henry Falcón, es el gobernador de Lara, el tercer estado más importante de Venezuela. Bueno, ayer anunciaron que van a iniciar investigaciones en el estado de Lara por casos de corrupción. En las encuestas salió Henry Falcón con más liderazgo que Chávez y él no lo puede permitir. A cualquier cabeza que trate de crecer a su alrededor se la lleva por delante.

—¿El desplome del precio del petróleo, que ya no reporta los beneficios del año pasado, puede ser el comienzo del fin de Chávez?

—El tema económico le está dando por el hígado, si hablamos en términos de boxeo, al presidente. Cualquier cantidad de dinero que ingrese a Venezuela no alcanza para el gasto que tenemos, porque el gasto que tenemos no sólo es en Venezuela: tenemos que mantener a Nicaragua, a Bolivia, a Cuba, tenemos negocios buenos o malos con otros países.

—¿Cree que Venezuela avanza hacia un sistema estatal de medios al estilo cubano?

—Por supuesto. Lo que pasa es que, si el presidente lee bien las encuestas, los venezolanos rechazan cualquier parecido con el régimen cubano. Hay muchos venezolanos que aceptan a Chávez, pero no quieren que nos parezcamos a Cuba. No me imagino a un venezolano con una boleta de racionamiento; que no pueda comprar un carro nuevo; que le digan que no puede viajar al exterior. Eso es ya muy difícil a esta altura del juego.

—¿Qué rol tuvo Globovisión en la cobertura del golpe de Estado a Chávez en abril de 2002?

—Ese es otro cuento. Primero, quiero ratificar por esta vía que no tuvimos nada que ver con los sucesos del 11, 12 y 13 abril. El general Lucas Rincón anunció por televisión, siendo jefe del alto mando militar de Chávez, que el presidente había renunciado. Entonces, ¿cómo íbamos a hablar nosotros de golpe si el más alto militar del gobierno, el de mayor rango, había anunciado que el presidente había renunciado? Los canales estaban rodeados por turbas chavistas. Los reporteros no podían salir a la calle: tuvimos que recoger a la gente. No nos permitían instalar las microondas, las antenas estaban tomadas por militares. Yo hablé en esos días mucho con gente del gobierno con la que teníamos contacto, y les dije: “Estamos a la orden por cualquier cosa”. Llamé a la esposa del presidente para ponerme a sus órdenes por cualquier cosa que necesitara. Porque ella, cuando el presidente Chávez habló mal de Alberto Ravel, mi papá, ella dijo: “Yo no puedo estar de acuerdo con eso, yo no comparto”. Eso a mí nunca se me olvidó. Logré comunicarme con ella esa noche y me dijo: “Estoy sola, nadie me protege”. Bueno, me puse a sus órdenes. Es cierto que había un vacío informativo en el país. Pero es que había dos gobiernos, no había quién informara, los medios estaban acusados. El gobierno critica a los medios que en ese momento no informaron. Pero sí critican porque informaste que hubo un temblor... Es un doble juego, una doble moral. La historia será la que analice cómo fue el comportamiento de cada parte.

—No estoy de acuerdo, en todo el mundo se dice que el presidente renunció cuando dan un golpe. Con el propio Gorbachov se había dicho que renunciaba. Un periodista experto como usted, mínimamente, tendría que haber sospechado.

—Por supuesto que cuando vi a los militares en televisión dije: “Todo esto es otra cosa”. Ahora, no teníamos contacto con esos militares. No nos reunimos previamente con ellos. Cuando nos cita a los directivos de los medios el nuevo presidente, Carmona, lo primero que le dijimos fue que respetara la Constitución, que no se puede eliminar el Congreso ni los poderes establecidos. Gracias a Dios que ese golpe no fue cierto, no triunfó, porque hubiese sido peor: aquí había una sed de venganza que hay que estudiar con mucho cuidado a la hora de que vaya a cambiar un gobierno en Venezuela. Y también estoy seguro de que si Chávez sale por un golpe, regresa. Así como llegó por los votos, tiene que salir por los votos. Por nuestras venas corre sangre democrática, no somos golpistas. Los únicos golpistas conocidos, convictos y confesos son los que están manejando el país, encabezados por el presidente Chávez en este momento. Lo que pienso es que Chávez puede ser derrotado electoralmente. El nos está arrinconando, nos está alejando de las urnas de votación con esta serie de acciones que está tomando. Y nosotros debemos hacer hasta el último esfuerzo por nunca apartarnos de la vía electoral.

—¿Cuál es el rol de la oposición? ¿Por qué está tan dividida si en las últimas elecciones sacó unos 5 millones de votos?

—Ha faltado un líder de la oposición. Se ha pretendido fabricarlo en medios de comunicación o en oficinas con aire acondicionado; eso no ha funcionado. Aquí saldrá un líder en algún momento. En la actualidad, los partidos están unidos, actúan juntos. También ha molestado muchísimo al gobierno que por primera vez todos los partidos de la oposición tienen un solo vocero, y todas sus ruedas de prensa las dan unificados. Al gobierno lo tiene muy preocupado y ha intentado sabotear esa mesa de oposición. Hasta ahora no lo han logrado. Ojalá que esto pueda llevarnos a que en unas elecciones futuras, así como hay un partido del gobierno, exista un bloque opositor en una sola tarjeta y con un solo candidato. Y aquí ese día las cosas cambiarán.

—Una de las cosas que más llama la atención a un extranjero en Caracas es la división y el enfrentamiento entre los periodistas de la TV, entre los que trabajan en los canales chavistas y los que trabajan en los otros canales. ¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Fue progresivo o se produjo abruptamente?

—Eso es terrible, porque no es solamente en el campo periodístico. Hasta en la elección de una reina de belleza hay una candidata del gobierno y otra de la oposición. Aquí nunca antes se había hablado de ricos y pobres, de negros y blancos. Aquí, cualquier problema que tuviera, lo solucionaba en una mesa jugando dominó y tomando cerveza con el adversario. El presidente ha afianzado una división entre venezolanos, de un tipo de venezolanos y de otro. A veces en la calle se me acerca un chavista y me dice golpista. Me dice golpista como sonreído. Y después se quedaría a hablar conmigo. Esos son la mayoría. Hay unos que son agresivos, que a lo mejor te pueden dar un palo por la cabeza. Pero, en general, el venezolano es amiguero, le abre la puerta a todo el mundo. Esta es una cosa nunca antes vista en Venezuela. Nuestros periodistas son incisivos, pero no son como los del sector oficial, que a Vargas Llosa le querían pegar con un micrófono en la cabeza. No le hacían preguntas, le decían cosas. Nuestra periodista lo que hizo fue imponerse para tratar de hacer sus preguntas y no dejarse atropellar por una periodista enfurecida que quería agarrar a Vargas Llosa y pegarle con un micrófono en la cabeza. Eso se vio por televisión.

—La cruzada de Chávez, ¿es sólo contra los medios y los canales de TV privados, o en general contra las empresas privadas?

—Chávez va contra todo lo que ve exitoso. Si hay una ensambladora de vehículos que es exitosa, él es ensamblador; tiene que ir contra ellos y cambiarla por una fábrica de bicicletas iraní. O sea, el presidente está en el pasado. Nos dice que no usemos el aire acondicionado, porque eso gasta energía. Pero él anda en unos carrotes con aire acondicionado. Pide austeridad, y yo le pido que vea cualquier transmisión del presidente y vea el reloj que carga: cada día es un reloj distinto. El presidente dice una cosa y hace otra. Este presidente es la persona que tiene la colección de corbatas más grande y más costosas del mundo. Y anda en un avionzote llegando a hoteles de cinco estrellas. ¿Por qué no llega a una posada humilde? ¿Qué estaba haciendo de vacaciones en la Argentina, desaparecido con la familia durante cinco días? ¿Quién pagó eso? ¿Lo pagó el gobierno argentino o lo pagó el gobierno venezolano?

—¿Cree que habrá más estatizaciones de empresas extranjeras radicadas en su país?

—Con todas las empresas privadas, a menos que tenga un convenio con el gobierno de un país. Me refiero al caso de Brasil: ¿por qué el presidente no se mete con las empresas brasileñas? Porque le teme a Lula, porque le debe tener una gran rabia a Lula. Porque Lula se ha convertido en el líder más importante que hay en América latina. El mismo Obama sale dándole saludos y felicitando a Lula y a Bachelet. Ayer la Asamblea Nacional venezolana emitió un decreto en contra del Congreso chileno. Yo creo que a la señora Bachelet se le van a complicar las relaciones con el presidente Chávez.

—¿Qué consejo les daría a los medios argentinos sobre la política antimedios de Chávez que se avecina en la Argentina?

—Que aparten sus problemas personales, que aparten sus problemas de negocios, y que se mantengan unidos, que es la única manera que tienen de enfrentar a un gobierno que va por el mismo camino que el gobierno que tenemos en Venezuela.

—¿Que se unan?

—Que se unan. Y que se soporten, así se odien. Que se sienten a la misma mesa y conversen; que planifiquen estrategia común para defenderse de lo que se nos viene encima: una acusación generalizada de que ejercemos terrorismo informativo.

—¿Algo que no le haya preguntado y que le interese transmitirle al lector argentino?

—Creo que no. Nunca he hablado tan largo. Lo que voy a pedir es que reúnan un grupo de periodistas para mostrarles unos videos de Venezuela y vean qué es lo que nos está pasando a nosotros.

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Domingo 28 de Junio de 2009
Año III Nº 0377
Buenos Aires, Argentina